En nuestro Perú va desapareciendo, el tino, la elegancia, las buenas maneras. La competencia parece ser el grito, el insulto, la diatriba y hasta lo soez.
El Parlamento, ha perdido el parlar para quedarse en el insulto y la agresividad. Sus congresistas han desvirtuado el rol legislativo y por ello se ubican debajo del 6 % de la aceptación popular según las encuestas.
El Ejecutivo compite con la ineficiencia del Congreso y suma al descrédito estatal. Ambos agreden a la democracia coreando sus gritos de “guerra”: cierre y vacancia. Sus libretos de violencia encuentran el eco del pueblo donde se corea: qué se vayan todos.
Los intentos de solución nacen complicados desde el saque. La invitación al diálogo es respondida con el “pero” y en una muestra de irresponsabilidad, ponen condiciones para cumplir con su obligación de: gobernar.
No importa el escenario, la urgencia demanda prontitud. El nuevo titular del Parlamento y el jefe de Estado tienen que dialogar y tender puentes para la gobernabilidad del país, sumido en una crisis que en los últimos seis años ostenta 5 presidentes, cierre del Parlamento y un sinfín de ministros.
“Conversar no es pactar” excrimía el líder político Ramiro Prialé. Sí ello no es argumento democrático para un pedagogo maestro y un formado militar, quizás querría decir: que Dios dejó de ser peruano.
Diálogo transparente por el Perú presidente constitucional Pedro Castillo Terrones y presidente del Congreso José Williams Zapata, ustedes juraron por Dios y la patria, eso los obliga a concertar por el Perú y los peruanos.
Escribe: Guillermo Avendaño Cavero – periodista