De cada 10 peruanos en edad laboral 7 son informales sin derechos laborales.
Hoy, uno de mayo, deberíamos celebrar el Día del Trabajador, pero vemos que, en nuestro país sumergido en una grave crisis política, económica y social, los que más sufren son los trabajadores y sus derechos laborales.
La Constitución política de nuestro país, precisa en sus primeros articulados que el trabajo es la fuente de riqueza de las familias.
Un buen trabajo con remuneraciones dignas y derechos laborales, garantizan al trabajador y su familia el acceso a la salud, a la educación, a la vivienda, a una justa pensión al momento de cesar o jubilarse.
Nada de esto se cumple.
Hoy día, sobran los discursos y reconocimientos en actos públicos de la presidenta de la República y su ministro de trabajo en favor de los trabajadores. Pero nada condice con la realidad que viven la mayoría de trabajadores de nuestro país.
Los peruanos en los últimos periodos de gobierno, para sobrevivir en esta crisis de gobernabilidad, se han generado sus propios auto empleos. Allí están las calles de Lima y sus principales distritos donde de lunes a domingo se llenan de trabajadores hombres y mujeres despedidos, jóvenes sin posibilidad de acceder a un trabajo justo con sus derechos laborares.
Frente a esta realidad, el Estado en sus tres de niveles de gobierno (Poder Ejecutivo, Gobiernos regionales y Gobiernos Locales) no puede ser indiferente.
La corrupción, ha llevado al país solo en el año 2023, a perder más de 24 mil millones de soles, según información de la Contraloría. Alguien podría decirnos cuantos, puestos de trabajo, se pierden por esta situación.
En este día del trabajador, expresar nuestra solidaridad desde estas líneas para hombres y mujeres que estando en edad laboral, han recurrido a la informalidad de las calles, para ganarse el sustento de cada día y sostener sus familias. Y no olvidarnos de nuestros pensionistas y jubilados que subsisten con pensiones de hambre.
Trabajadores del Perú, es hora de organizarse y pensar seriamente en llevar al Congreso al mayor número de trabajadores, para que desde ese recinto parlamentario generar leyes que les defiendan sus derechos laborales, y así empiece a cambiarles la vida.