“La crisis no solo pasa por la escasez de recursos económicos, sino por la decencia, probidad y eficiencia”.
La foto del lunes al final del día en la fiscalía de la Nación debe ser de las más vergonzosas en la decadencia institucional peruana de los últimos tiempos; y como ven la tragedia no termina.
Si algo tenemos que concluir es que es inaceptable que asistamos esta guerra declarada por el poder de dos grupos a quienes se les olvida que lo único por lo que hay que pelear es por los derechos ciudadanos e intereses públicos y por supuesto por la persecución del delito.
Y esto no se zanja pateando puertas o encendiendo velas, sino con el irrestricto respeto a la legalidad. Por eso es importante el análisis de fondo que nos deja por un lado la restitución en el cargo de Patricia Benavides, la competencia de la Junta Nacional de Justicia y el procedimiento para ello (a esta hora aún no existe resolución con las firmas necesarias). Dicho esto, no espero menos que ¡caviar! de parte de los fanáticos de la Dra. Benavides que seguro ni se han tomado el tiempo de revisar la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el caso Falconí y la unanimidad o de escuchar lo que Francisco Távara, miembro de la JNJ ha confirmado sobre el proceso de restitución afirmando que su voto indudablemente hubiera sido en contra porque la causa de la señora Benavides está judicializada.
Pero además haciendo hincapié en que nunca ha tenido sesgos respecto de lo que también él ha considerado arbitrariedades contra la misma Benavides. Así que, ante la falta de creatividad con el insulto, la sugerencia es lectura para defender sus causas.
Vuelvo a mi consigna de no calificar a los bandos como buenos o malos, ese juicio le corresponde a quienes hoy ven que sus causas pasan a segundo plano porque lamentablemente se ha politizado una institución que a gritos pide una reforma estructural. Y aunque ideal no es más que una ilusión quimérica en tiempos caóticos donde no existe garantía ninguna de que alguien lidere tal cambio. Porque sí, la crisis no solo pasa por la escasez de recursos económicos sino por la decencia, probidad y eficiencia que tanta falta le hacen a nuestro sistema de justicia, precario moralmente.
¿De qué más tenemos que ser testigos para darnos cuenta que tocamos fondo una y otra vez? ¿Cómo explicamos nuestra comodidad en esta convivencia con la crisis? No quiero pensar que la supervivencia viene acompañada de resignación porque los únicos ganadores serían las velas y los empujones.
Fuente: El Comercio – Claudia Chiroque es periodista y abogada