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Lima potencia continental.

“Hace algunas décadas sí fuimos una potencia continental, gracias a la visión de líderes políticos y al compromiso de destacados profesionales”.

El título de esta columna puede parecer irónico si observamos la realidad actual de Lima Metropolitana: en los últimos cuatro años no se ha concretado ningún proyecto relevante de infraestructura urbana promovido por el Estado, las iniciativas privadas vinculadas a la vialidad están empantanadas en procesos administrativos complejos, las concesiones de transporte se encuentran retrasadas por falta de liderazgo, las mejoras propuestas por los operadores están trabadas por conflictos políticos y no hay avances concretos en los grandes proyectos gestionados bajo acuerdos de gobierno a gobierno.

Pero no siempre fue así. Hace algunas décadas sí fuimos una potencia continental, gracias a la visión de líderes políticos y al compromiso de destacados profesionales que se sumaron al sueño de una ciudad moderna. En 1949 se publicó el Plan Piloto de Lima, que articuló, bajo un enfoque integral, las obras en marcha -destinadas a promover la industrialización y atender la demanda de vivienda-, con nuevas acciones orientadas a estructurar y dinamizar el desarrollo urbano hacia el oeste, centro y sur. El plan incluyó vías como la Circunvalación y Morales Duárez, concebidas para canalizar los flujos del sur y este hacia el norte y el puerto del Callao.

Sin embargo, no basta con planificar para concretar las obras. Las propuestas identificadas en los diferentes planes urbanos del siglo pasado se hicieron realidad gracias a autoridades comprometidas, que impulsaron los proyectos que Lima necesitaba para ponerse a la altura de las capitales sudamericanas. Entre los más emblemáticos destacan la Vía Expresa Paseo de la República, que incluía un corredor exclusivo para el transporte público; la Vía Expresa de la Costa Verde, construida sobre terrenos ganados al mar; ambiciosos conjuntos de vivienda como Matute y San Felipe; una red de parques zonales; y el aeropuerto internacional Jorge Chávez, reconocido durante años como el mejor de Sudamérica.

En palabras del presidente Fernando Belaunde Terry durante la inauguración del aeropuerto en 1965: “Debemos sentirnos orgullosos al ponernos a la vanguardia en materia de aeropuertos en el continente […]. Aquí está la prueba de que el pueblo que construyó Sacsayhuamán puede hacer cualquier obra en beneficio del país”.

¿Cuándo dejamos de creer que podíamos estar a la altura de nuestros ancestros?

Ante la falta de liderazgo y estabilidad política, la región metropolitana muestra una sumatoria de iniciativas privadas y de proyectos públicos inconexos, desperdigados en cientos de kilómetros cuadrados de suelo informal. Si bien cada uno puede ser valioso de forma individual, resultan ineficaces como conjunto debido a la ausencia de una visión territorial planificada a mediano y largo plazo. Sin embargo, si los observamos con perspectiva, es evidente su enorme potencial para detonar un proceso de desarrollo urbano y económico sin precedentes.

Hablamos de grandes proyectos como el Puerto de Chancay, el Parque Industrial de Ancón, El Anillo Vial Periférico, la Vía Expresa Morales Duárez, la ampliación del Puerto del Callao, el nuevo aeropuerto Jorge Chávez, las líneas 3 y 4 del metro, la nueva carretera central, el tren de la costa, entre otros importantes proyectos, cuya inversión sumada equivale al 15 % del PBI nacional. Estos se complementan con la enorme oferta de vivienda que se desarrollará en la antigua zona industrial del Cercado de Lima y en la Ciudad Bicentenario promovida por el Ministerio del Ambiente.

En este contexto, la antigua terminal del Jorge Chávez debería cumplir un rol estratégico como terminal terrestre interprovincial e internacional, centro logístico y nodo del sistema de transporte metropolitano, y no limitarse a ser un centro comercial, como se viene comentando.

Como ciudadanos y como sector privado debemos exigir a nuestras autoridades liderazgo y visión estratégica, la implementación de los planes metropolitanos de Lima y Callao, y la continuidad de los grandes proyectos urbanos. Solo así podremos encaminarnos a ser una verdadera potencia continental. Como la que alguna vez fuimos. Como la que aún podemos ser.

Fuente: El Comercio – Aldo Facho Dede es Arquitecto y urbanista. Cofundador de la Red Latinoamericana de Urbanistas

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