“El Gobierno no tiene muchas opciones a la mano o está satisfecho con lo poco que tiene”.
Una de las principales falencias del Gobierno es la poca claridad de los mensajes políticos que intenta transmitir.
Los cambios realizados ayer en el Gabinete, por ejemplo, pueden ser interpretados en múltiples sentidos, lo que da cuenta de que los objetivos del régimen (ya sabemos que el principal es simplemente llegar al 2026) son tan difusos como pobres las herramientas de las que dispone.
¿La salida de la señora Magnet Márquez del Ministerio de Educación acaso tiene que ver con que se había expresado en contra de la nefasta norma congresal para permitir el reingreso automático a la carrera magisterial de más de 14,000 docentes cesados en el 2014 por no haber podido pasar el filtro de una evaluación básica de capacidades?
La ahora exministra había adelantado que el Ejecutivo observaría dicha ley porque no resistía análisis; lo que está muy bien. ¿Eso quiere decir que su reemplazante, Miriam Ponce, opina de manera opuesta? ¿Ya no se observará esa barbaridad? ¿Acaso es el costo político que el Gobierno paga para no romper palitos con el Bloque Magisterial y no precarizar su frágil sustento? ¿Los alumnos y sus padres serán, una vez más, víctimas de esa estafa a la que denominan educación pública peruana?
El señor Óscar Vera, miembro del directorio de Petro-Perú que designó y avaló a Hugo Chávez como gerente general de la empresa (hoy a pocos pasos de ser condenado por corrupción, al igual que su exjefe Pedro Castillo), sigue, inexplicablemente, a cargo del Ministerio de Energía y Minas (MINEM).
Esto es inexplicable por dos razones. La primera porque el régimen viene haciendo del deslinde con la corrupción del castillismo casi un emblema. Por lo que la designación y permanencia de Vera en el MINEM, es toda una paradoja e incógnita al mismo tiempo. La segunda porque, supuestamente, debe liderar una cartera vital para la promoción de inversiones cruciales para el país como es el caso minero (hasta ahora con resultados inexistentes), pero, simultáneamente, es un entusiasta promotor de la entrega de lotes petroleros a dedo a favor de su empresa (Petro-Perú).
¿Será el señor Vera la cuota de poder de alguien como para que siga en el puesto sin que la señora Boluarte o el señor Otárola se despeinen?
Quizá el único mensaje claro tras los cambios de ayer es que el Gobierno no tiene muchas opciones a la mano o está satisfecho con lo poco tiene.
Fuente: El Comercio – Mario Saldaña