Estando a menos de seis meses que terminen su mandato municipal, las actuales autoridades municipales y regionales, hacen esfuerzos por orientar las preferencias electorales a sus sucesores, en su mayoría familiares directos que buscan continuar “con la obra”, porque según afirman, esta no se puede detener.
Este proceso electoral regional municipal 2022, se está convirtiendo en una competencia por ganar los votos del electorado en favor de los familiares directos de las actuales autoridades, ahora candidatos y, que lamentablemente la autoridad electoral, es decir el JNE, no tiene forma de evitar que los partidos políticos, que en su mayoría no responden a una concepción ideológica menos doctrinaria, sino responden al volumen de su billetera, logren imponer a sus familiares como candidatos para alcaldes y regidores, en las elecciones municipales del próximo 2 de octubre.
Que las familias de los dueños de los partidos políticos, pretendan controlar los Gobiernos Regionales y Locales, es inaceptable.
Para que visualicen lo grave de esta situación podemos precisar, que el actual alcalde de Pachacamac en las elecciones municipales 2022, postula como primer regidor metropolitano en las filas de Somos Perú, mientras que su esposa, postula como alcaldesa por Somos Perú, en Pachacamac.
Tenemos padres, hijos y hermanos como candidatos de las actuales autoridades, como candidatos, sino se corrige está situación, se corre el riesgo que una sola familia continúe administrando los recursos de los Gobiernos Locales y esto no fortalece las instituciones democráticas del Estado cuyas autoridades son elegidas por el voto popular, antes bien las debilita.
La misma Contraloría ha advertido en su informe de control Nº 003-2022-OCI-2170-SOO de fecha 24 de mayo pasado, que la municipalidad de San Martín de Porres, contraviene la normativa vigente sobre publicidad electoral, esto indudablemente para favorecer al candidato de su partido político, Acción Popular.
Aún se está a tiempo, el JNE debe advertir esta situación, y tomar acciones correctivas, aunque en nombre de la democracia, todo puede suceder.