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¿Qué tan difícil será gobernar para el nuevo presidente de Perú?

Pedro Castillo celebró con simpatizantes el lunes por la noche después de que las autoridades electorales declararan como el presidente electo, seis semanas después de la elección.

El Jurado de Elecciones Nacionales de Perú declaró el lunes al maestro de escuela izquierdista Pedro Castillo como presidente electo del país. La acción se produjo seis semanas después de la segunda vuelta de la elección del 6 de junio en Perú, en la que Castillo derrotó por estrecho margen a la ex legisladora conservadora Keiko Fujimori, quien alegó fraude y presentó varias impugnaciones en las semanas posteriores a la votación. ¿Cómo han afectado las denuncias de fraude y retrasos posteriores a la confianza de los peruanos en el proceso electoral del país? ¿En qué medida la incertidumbre del último mes ha afectado el mandato y la legitimidad del próximo presidente? ¿Se ha empañado la reputación del partido Fuerza Popular de Fujimori a causa de la controversia? Y ¿Cuáles son los mayores desafíos que tendrá que superar Castillo cuando asuma el cargo el 28 de julio?

Gino Costa, miembro del Congreso de Perú: “Las acusaciones infundadas de fraude de Keiko Fujimori han empañado el alto nivel de confianza de los peruanos en sus autoridades electorales. Han tenido su confianza al menos desde el último fraude comprobado en 2000, que llevó a cabo el padre de Fujimori. Sin embargo, no todos sus partidarios creen en sus acusaciones; de lo contrario, no habría admitido la derrota, aunque a regañadientes. De hecho, ha dicho que las autoridades no han probado que no hubo fraude, dando a entender que insistirá en esta tesis para deslegitimar la victoria del presidente electo Pedro Castillo. Lo más peligroso es que, por temor a un gobierno de izquierda radical, cuenta con el apoyo de los medios de comunicación, la élite empresarial, líderes democráticos influyentes y oficiales militares retirados de alto rango, que no han rehuido jugar con la idea de un golpe de estado. La posición de Castillo ya era precaria dada su falta de experiencia en el gobierno, un estrecho margen de victoria, un apoyo limitado en el Congreso, la falta de su propio partido político, una plataforma electoral radical y aliados, y altas expectativas de cambio. Su mayor desafío es demostrar que puede gobernar y cumplir algunas de sus promesas electorales. Por lo tanto, deberá moderar sus políticas y reunir un gabinete de ministros competentes para asegurar, al menos a corto plazo, la continuidad de las políticas económicas y de salud del presidente Sagasti. Más importante aún, Castillo debería construir una coalición en el Congreso que evite su juicio político y le brinde el apoyo para un gobierno viable. En cualquier caso, será un desafío difícil, más aún para un recién llegado”.

Úrsula Indacochea, directora del Programa de Independencia Judicial de la Fundación para el Debido Proceso Legal: “No se ha abandonado la narrativa del ‘fraude electoral’ que han impulsado Keiko Fujimori y sus aliados políticos, aunque reconoció los resultados a favor de Pedro Castillo. Fujimori sigue afirmando que su victoria es ilegítima, y sus representantes en el Congreso ya anunciaron la creación de una comisión parlamentaria para investigar el presunto fraude, que seguirá alimentando la polarización ciudadana y podría culminar en intentos de destituir a Castillo en el mediano plazo. Casi todos los reclamos electorales de Fujimori fueron rechazados. Aumentaron los ataques a los órganos electorales, al igual que los de las autoridades judiciales, acusadas de ser «cooptadas por el comunismo» por rechazar las impugnaciones legales que pretendían frenar el proceso electoral. Estos ataques y la cuestionable estrategia legal de Fujimori llevaron a un sector de la derecha democrática que la había apoyado a distanciarse de ella, dadas las frívolas y abusivas demandas de los litigios. El llamativo despliegue de Fujimori en las últimas semanas ha impedido que los peruanos se concentren en el nuevo presidente, que una semana antes de asumir el cargo no tiene equipo de transición ni gabinete definido. Sin un apoyo significativo en el Congreso, el panorama para Castillo es desafiante. Sus desafíos incluyen el proceso de vacunación en curso y la reactivación económica, pero, sobre todo, la construcción de alianzas políticas para sobrevivir los meses venideros”.

Julio Carrión, profesor asociado y director asociado del Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad de Delaware: “Las acusaciones infundadas de fraude electoral ya han dañado la democracia de Perú. La encuesta regional del Barómetro de las Américas había detectado una erosión de la confianza en las elecciones de Perú en 2019, con un nivel de confianza que fue el más bajo desde 2012. Es muy probable que veamos un nuevo descenso este año. El ‘reconocimiento’ final de Keiko Fujimori del resultado electoral llegó con una reiteración de sus acusaciones de fraude y una advertencia de que ‘la verdad saldrá a la luz’. Una encuesta de IPSOS revela que solo el 39 por ciento de los votantes cree que la segunda vuelta fue limpia. Esto es lamentable y preocupante. Pedro Castillo, a diferencia de cualquier presidente peruano que haya asumido el cargo desde 2001, ahora comenzará con un severo déficit de legitimidad, causado enteramente por la negativa de su contendiente a aceptar el veredicto de los votantes. A diferencia de otros presidentes populistas de la historia reciente en América Latina, Castillo no está asumiendo el cargo en la cima de un tsunami electoral. Su victoria extremadamente estrecha debilita su mandato de gobernar, quizás incluso más que la campaña de negación y desinformación de Fujimori. La primera encuesta de segunda vuelta realizada por IEP le dio a Castillo una ventaja de 20 puntos, pero solo terminó ganando por un cuarto de punto porcentual. Además, alrededor del 25 por ciento de los votantes que apoyaron a Castillo lo hicieron por motivos para rechazar a Fujimori (según una encuesta del IEP realizada después de las elecciones). Castillo tampoco tiene mayoría en el Congreso, y para asegurar el liderazgo de la legislatura, necesitará construir alianzas con partidos centristas, como AP, Podemos Perú y APP. Estos partidos exigen que Castillo abandone o posponga su impulso por una asamblea constituyente. Si este acuerdo fracasa, el Congreso estará dirigido por una coalición conservadora. Castillo comienza con una posición débil y si se excede en la lectura de su mandato electoral, se enfrentará a fuertes vientos en contra”.

Rocío del Pilar Verástegui Ledesma, profesora del Departamento de Ciencias Sociales y de la Escuela de Gobierno de la Pontificia Universidad Católica del Perú: “Una democracia en funcionamiento, recordando el libro de Robert Putnam, requiere redes de confianza. En efecto, las acusaciones de fraude y los posteriores retrasos en la proclamación del presidente electo de Perú crearon un ambiente de incertidumbre y desconfianza entre los peruanos, exacerbado por la polarización, que despertó fracturas históricas. Las cuestiones pendientes que dejamos sin resolver tras la independencia se expresaron en intentos de ignorar los votos de las zonas más pobres del país y en intentos de anular esos votos. Pese a ello, los órganos electorales, a través de su transparencia y procedimientos, dieron a conocer los resultados nueve días antes de nuestro bicentenario. El presidente electo Castillo pronunció un discurso llamando a la unidad sin discriminación, y Fujimori ha aceptado los resultados de manera contradictoria. Ella cuestiona su legitimidad, pero dice que aceptará los resultados. Es simbólico que un docente con experiencia organizativa en las comunidades campesinas asuma la presidencia en un momento en el que, para recuperar la confianza y tejer redes de confianza para la democracia, se requiere el reconocimiento de todos los peruanos y la integridad en el uso de los recursos públicos. Para ello, el próximo presidente deberá rodearse de políticos y funcionarios comprometidos con el Perú, escuchar las demandas de la población, formar coaliciones que permitan la gobernanza y tomar decisiones que respondan a expectativas responsables de cambio con responsabilidad. Al mismo tiempo, debe promover la ciudadanía y escuchar las esperanzas de los jóvenes y la población que se ha interesado por la política porque saben que tiene consecuencias en sus vidas y requiere salud, educación y libertad para desarrollarse”.

Fuente: Latín América Advisor – Traducción: Jesús Vilcas – Reportero

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