La capital y sus 43 distritos enfrenta el desafío de megaproyectos viales que avanzan a paso lento o se encuentran paralizados por años.
En Lima, el creciente tráfico se ve exacerbado por una proliferación de obras viales que cierran calles y desvían rutas principales. Este fenómeno se extiende por toda la ciudad, desde distritos como Villa El Salvador hasta San Juan de Lurigancho y Chorrillos, donde los residentes se enfrentan diariamente a la imposibilidad de circular libremente debido a las múltiples obstrucciones causadas por las obras en curso.
Lima enfrenta el desafío de megaproyectos viales que avanzan a paso lento o se encuentran paralizados por años. La construcción de la Línea 2 del Metro, iniciada en 2014, carece de una fecha clara de finalización, mientras que la Línea 1 tardó 25 años en completarse. Esta situación refleja un problema sistémico de planificación y ejecución que afecta profundamente la movilidad urbana.
Los habitantes y comerciantes de Lima expresan frustración ante la falta de coordinación entre las municipalidades y la falta de avances visibles en muchas obras. En algunos casos, las calles están cerradas y los desvíos no están claramente señalizados, complicando aún más la situación para los conductores y peatones por igual.
El impacto en la calidad de vida es evidente, con residentes que reportan pérdida de tiempo significativa en el tráfico y riesgos para la seguridad debido a la falta de condiciones adecuadas en las zonas de construcción.