Crónica investigativa de esperpentos nacionales. Cuando Karelim festejaba a Karem y aplaudía el general
Hace dos siglos, la pluma magistral de Washington Irving aportó al mundo “La leyenda de Sleepy Hollow”, donde resonó el terrorífico galope del jinete sin cabeza.
Doscientos años después, desde Tacabamba surge la leyenda del Sombrero sin Cabeza.
El hessiano y el rondero, cada uno en busca de su cabeza. Uno la perdió en una batalla, el otro en una elección y ambos necesitan encontrarla. Al hessiano le falta la cabeza para entender que la batalla terminó y al rondero que el gobierno comenzó.
Nunca es buen momento para extraviar la testa, pero ninguno peor que el actual.
Pedro Castillo, el involuntario Sombrero sin Cabeza, se convierte sin quererlo en el aliado que la ultraderecha necesita para derrocarlo mediante la tinterillesca farsa del proceso de vacancia.
Cada día, sin falta, se revela algún caso de nueva, siempre burda, deshonestidad, acompañada por varios otros de incompetencia y de pura estupidez.
Los eventos que llevaron a la salida (con increíbles “gracias por los servicios prestados”) del ahora exsecretario general de la Presidencia, Bruno Pacheco, sincronizaron sus ritmos y tiempos con los del proceso de vacancia.
No es casualidad. Pero está claro también que gran parte de lo expuesto a la luz pública revela inequívocos delitos, perpetrados por delincuentes de medio pelo que van dejando tantas huellas en su camino, como si estuvieran dictando un curso práctico de detección criminal a una clase con problemas de aprendizaje.
En el caso de Bruno Pacheco, dos nombres saltaron a la luz en estos días. Uno fue el de la ex alcaldesa de Villa María del Triunfo, Silvia Barrera Vásquez, partícipe de la gestión en la que Pacheco pidió al jefe de la Sunat, Luis Enrique Vera, que favorezca al grupo informático Deltron en sus problemas tributarios. Barrera Vásquez había visitado varias veces a Pacheco y pasado largas horas en su oficina.
La otra persona tiene un nombre que sonó nuevo para muchos pero no para todos: Karelim López Arredondo, visitante asidua a Palacio, para ver a Bruno Pacheco y al propio presidente Castillo. López figuraba como lobista de una empresa constructora, Termirex, que ganó una controvertida (y sospechosa) licitación con Provías Nacional, por casi 233 millones de soles.
Nuevas revelaciones mostraron otros casos de lobby exitoso, e invariablemente sospechoso, de Karelim López durante el corto lapso de este gobierno.
El trío de rostros (Pacheco, Barrera y López) se tornó en estos días en la faz de un nuevo estilo de cutra que, supuestamente, ha inaugurado el gobierno de Pedro Castillo: ordinario, burdo, prepotente y patente. Tan fácil de descubrir como si sus perpetradores se sintieran, pase lo que pase, seguros de su impunidad.
¿Es ese el nuevo estilo de delito, el post-Lava Jato, originado por estos grupos en el poder, tan codiciosos y angurrientos cuanto brutos? ¿Su presunta falta de experiencia explica su incompetencia? ¿Son la marca registrada de la era del cutra-lápiz sin borrador?
Veamos si eso es cierto. O, mejor, qué es cierto.
Consultorio de abogados
Un par de días después de la revelación de las gestiones de Pacheco ante la Sunat, el abogado penalista Fernando Ugaz recibió a tres clientes que llegaron juntos para una sola consulta.
Eran Bruno Pacheco, Silvia Barrera y Karelim López. Los tres llegaron juntos para ver, sobre todo, el caso de Pacheco y, de paso, el de las dos.
Fernando Ugaz ha adquirido notoriedad reciente por su defensa de casos de alto perfil, entre los cuales el del expresidente Martín Vizcarra. Antes, era también conocido como el escritor fantasma de libros que el ex juez supremo Hinostroza Pariachi firmó como si fueran de su autoría. IDL-Reporteros publicó, en su momento, un preciso informe sobre el caso.
En la oficina de Ugaz, Pacheco, Barrera y Karelim López preguntaron qué se podía hacer en esa circunstancia. El abogado les explicó algunas de las maneras en las que el proceso podría desarrollarse. Les dijo, entre otras cosas, que un allanamiento fiscal a sus viviendas u oficinas era posible.
Esto inquietó a Karelim López. Se levantó agitada, y caminó por el estudio mientras llamaba a alguien por su teléfono celular. Habló en voz alta y alterada a su interlocutor.
– General -dijo- ¿por qué no me avisó que de repente nos allanaban? Y ahora, ¿cómo vamos a arreglar esto, general? ¿Cómo me lo puede arreglar?
Ugaz no supo a quién hablaba Karelim. Los otros, sí.
IDL-R recibió y verificó la información reseñada de más de una fuente confiable.
Fiesta de cumpleaños
El 23 de noviembre de 2019 hubo un tono. Una fiesta de cumpleaños en una casa cuyo último piso podía servir desde cancha de fulbito hasta discoteca, en Pueblo Libre, frente al colegio Elvira García y García. La próspera dueña de la casa era nada menos que Karelim López. La festejada por su cumpleaños, Karem Roca, secretaria del entonces presidente de la República, Martín Vizcarra.
¿Karem y Karelim se conocían? No solo se conocían. Eran muy amigas y se trataban entre sí como “prima”. Karelim engreía a su “prima”, le compraba regalos, la conectaba con gente. Gente muy diversa. Según informaciones concurrentes, Karelim pagó toda o parte de la operación de liposucción que se hizo Karem Roca ese año.
A su vez, Karelim (a quien también dicen Karem) tenía acceso fácil al trabajo, la oficina y los contactos de Karem Roca. No solo eso, contaba con ella para presionar en favor de sus intereses con la fuerza que le daba ser secretaria del Presidente Vizcarra.
En el cumpleaños estuvo una funcionaria de Palacio, el clarividente Hayimy, que tenía fascinado a Vizcarra. Y un general de la Policía.
No cualquier general, sino el entonces comandante general de la Policía, José Luis Lavalle Santa Cruz.
El mismo que dos años después recibió la llamada de Karelim López desde la oficina del abogado Fernando Ugaz.
La relación entre Lavalle Santa Cruz y Karelim López era muy cercana y proporcionó a esta gran influencia en la Policía, que no titubeó en usar al máximo.
La Policía le asignó escolta personal y hasta un motociclista de la PNP como “liebre” para que se pudiera desplazar más rápido, de un negocio al siguiente.
Lo hacía en uno de sus varios autos. Una Dodge Durango, un BMW convertible, una BMW X6, una Ford Expedition, entre otros.
Con la ayuda de la “prima” Karem Roca, la escuchaban los ministros, le llegaba la información oportuna y, por esas casualidades, sus representados ganaban con significativa frecuencia las licitaciones.
Como se trata de que toda relación sea un win-win, un gana-gana en términos de conveniencia, Lavalle encontró que con la “prima” Karem tenía un acceso directo y sin la intermediación ministerial, al Presidente.
Pudo hacer llegar informaciones de crepitante actualidad a Vizcarra, a través de Karem, antes de que el ministro del Interior las hiciera llegar.
Karem Roca, a su turno, encontró emocionante la cercanía con policías, que empezaron a proveerla con información que con frecuencia sonaba secreta y siempre excitante. También le proporcionaron algunos adminículos de espionaje que probablemente le sirvieron luego para grabar a la, por ella, odiada secretaria general, Miriam Morales, e incluso a su jefe Vizcarra.
Cuando un nuevo jefe de la DIGIMIN, José Luis Gil, veterano del GEIN, buscó mover de puesto al comandante Martín Gonzales Sánchez, mejor conocido como “Conejo”, este logró que, a través de Karem Roca, Vizcarra ordenase al ministro Carlos Morán que revoque la medida.
De ahí a promover ascensos y cambios hubo un paso, que Karem Roca dio con ganas. No todo le funcionó pero sí lo suficiente como para que en sus visitas a comandancias policiales, recibiera mejores atenciones que un general. Ella no solo disfrutaba de esas atenciones sino también de un poder que antes no tuvo y probablemente no imaginó tener.
Para Lavalle y los policías dentro de su círculo cercano, la situación era óptima. Podían obtener ventajas para los procesos de ascenso y transferencias, perjudicar a los rivales en las siempre activas guerras internas en las fuerzas de seguridad y darle mayor importancia a sus proyectos o programas preferidos.
Una relación así no es estable. Policías astutos en las artesanías de la inteligencia encontraron muy fácil manipular a una persona totalmente impreparada para las realidades detrás del ilusorio poder que alucinó tener.
Con Karelim López, en cambio, ningún Policía pensaba en utilizar juegos de manipulación. Era una persona dura, que sabía cómo ganar, sobre todo plata, y como hacer perder a otros.
Trayectoria
La carrera de Karelim López había sido una de rápido ascenso, de la precariedad y el descrédito, a la ostentación de riqueza que suelen tener algunos que ganaron mucho y pronto.
En abril de 2004, Karelim López fue acusada de estafa en el Congreso. Según la denuncia, López cobró 220 dólares a una pareja para conseguir trabajo en el Congreso a uno de ellos. La acusaron de estafarlos con una carta falsificada.
Pocos años después, sin embargo, durante el gobierno de Alan García, Karelim López trabajó en el MTC con Enrique Cornejo. Ambos se hicieron muy amigos. Después de salir del MTC continuó visitando el lugar donde, todo indica, había encontrado la forma de ganar rápido y bien.
Cuando Cornejo candidateó a la alcaldía de Lima en 2014, la ya próspera Karelim López hizo un aporte de 14 mil 160 soles a través de su empresa Threejots S.A.C.
Luego vino la etapa fujimorista de López. Colaboró con Luz Salgado en su campaña al Congreso y contribuyó con 18 mil soles para la campaña presidencial de Keiko Fujimori, en 2016. “Karelim ha sido parte de la portátil de Luz Salgado” dice una fuente con conocimiento cercano del tema. La relación era también de amistad, “Luz Salgado iba a la casa de Karelim, a reuniones”, dice la fuente.
La periodista Rocío Marmanillo, una de las asistentes a la fiesta de cumpleaños de Karelim el 17 de abril del 2016, dijo a IDL-R que esta tuvo lugar en la casa de López, en Pueblo Libre. “Conozco a Karelim desde el 2009. Ella era asistente de la bancada aprista en el Congreso de la República y se encargaba de entregar los comunicados a la prensa. […] Siempre ha estado ligada al Congreso”, afirmó.
Luego vino la etapa PPK-Vizcarra, sin duda muy rentable para Karelim López y con nuevas características. No solo tuvo influencia como en gobiernos anteriores, sino mucho poder, ejercido indirectamente y con objetivos que, a diferencia, del pasado, no se circunscribían a la ganancia y la simpatía (como con el fujimorismo). Hubo lucro e influencia, pero también intriga y destrucción.
La influencia sobre Karem Roca fue muy alta y llevó al final, junto con otros factores, a la demolición del gobierno de Vizcarra (y a la de Karem Roca, de paso, entre otros).
Una fuente que observó de cerca el creciente proceso de influencia de una Karem (López) sobre la otra Karem (Roca) describe así los inicios.
Durante el tiempo que trabajó en el MTC, dice la fuente, Karem Roca vivió una vida sencilla, centrada en su trabajo. Poco después de pasar a Palacio, sin embargo, cuando Vizcarra asumió la Presidencia, según fuentes con conocimiento de causa, empezó a frecuentar a Karelim López, quien la cultivó asiduamente y ganó su buena voluntad, entre otras cosas, con regalos caros.
Pese a tener una lucrativa influencia en el gobierno de Vizcarra, hubo, según parece, un punto de quiebre para Karelim López, relacionado con los Juegos Panamericanos. Según una fuente del gobierno de Vizcarra, López apostó por hacer buenos negocios con los Panamericanos, pero no lo consiguió.
De acuerdo con una fuente con conocimiento de causa, su enojo ante ese fracaso, la impulsó a meterse en la operación de los audios.
¿Influyó Karelim López en Karem Roca para que grabe a Vizcarra y luego entre en contacto con el entonces congresista Alarcón? Sí, sostiene una fuente con conocimiento del tema: Karelim López intervino activamente para lograr que los audios lleguen a Alarcón. ¿Sabía López que esas acciones llevarían probablemente al colapso del régimen de Vizcarra, donde ella había logrado sus mayores niveles de poder e influencia? Probablemente sí.
Aunque el lucro sea un motivo central para su actividad, no parece ser el único. Hay otra parte de la personalidad de López: dominante, vengativa, a veces violenta, que en ocasiones impera. Es también supersticiosa y, como tantos políticos y gente de negocios cuya prosperidad no elimina una profunda inseguridad, dependientes de videntes, brujos, brujas y santeros. Cuyo equipaje para la incertidumbre de negocios turbios incluye velas, fumadas, cartas y rituales, tanto para atraer éxito propio como para fulminar con desgracia, enfermedad y muerte a los enemigos y, sobre todo, a las enemigas.
Aprista, fujimorista, vizcarrista ambivalente, curtida, hábil y diestra en lograr que el dinero aterrice en sus manos; en ocasiones generosa pero también mezquina, violenta y vengativa, así es la persona que buscó hacer transacciones con dados cargados, tanto con Bruno Pacheco como con el presidente Pedro Castillo.
Para ella, entenderse con Pacheco debe haber sido fácil. Hacerlo con el otro, Castillo, no tanto.
Ahora, desatado el escándalo, el papel de Karelim López podría ser determinante en inclinar la balanza en favor de la destitución si decide jugar a la colaboración eficaz o si logra que Pacheco lo haga, diga o no la verdad en mucho, en parte o en nada.
La zarzuela de Sarratea trae momentos de involuntaria comicidad y también un toque de Rashomón. El ministro de Defensa, Juan Carrasco, y Karelim López llegaron a la casa con pocos minutos de diferencia. Carrasco dijo luego, en una entrevista con Exitosa, que su visita fue para ver al Presidente Castillo. Fuentes con conocimiento de causa indican que en la reunión con los ministros este lunes por la noche –después de la grabación del mensaje a la nación que fue emitido ese mismo día–, Castillo afirmó no haberse reunido con Carrasco en Sarratea y lo aclaró ante otros, instándolo a rectificarse.
Carrasco no lo ha hecho hasta ahora, pero fuentes familiarizadas con el tema sostienen que el ministro llegó, en su auto oficial y con escolta, a buscar a Castillo para invitarlo a un viaje al día siguiente al VRAE. Le dijeron que no estaba y pidieron que espere. Lo hizo, según las fuentes, en una sala en la que no había ninguna mujer. Luego de unos 35 minutos, convencido de que Castillo no iba a llegar, se fue. Y, de acuerdo con las fuentes, no vio en ningún momento a Karelim López.
IDL-R continuará con esta crónica investigativa de personajes y escenarios con frecuencia esperpénticos, pero potencialmente tóxicos para el país.
Fuente: IDL – Reporteros / Gustavo Gorriti, Romina Mella y César Prado.-