“Escenarios de participación como las audiencias vecinales nos recuerdan lo necesario e importante que es mantener viva esta conexión entre alcalde y ciudadanía”.
Las audiencias vecinales que viene realizando El Comercio son una bocanada de aire fresco para la democracia. En medio de la crisis de los partidos, con índices rastreros de confianza ciudadana, la democracia occidental, tal y como la experimentamos, necesita recargarse en sus orígenes.
La ciudad es la unidad social donde el hombre vive en comunidad. En Grecia, las primeras ‘polis’ o ciudades-estado fueron el embrión de la identidad, el amor al territorio y la autonomía organizacional que más adelante se conocería como patria. Fue en estos espacios donde se desarrollaron los más altos valores humanos: la justicia, la libertad, la ley y el derecho.
La población, la organización social y las instituciones políticas que surgieron son pues las principales características de esta unidad de gobierno dividida en ‘demos’, que eran los barrios, parroquias o distritos en los que estaba dividida la ‘polis’. Los ‘demos’ eran las unidades de gobierno local.
Las audiencias vecinales son esa raíz democrática que nos conecta con el origen mismo de la comunidad organizada. En este caso, no es el nacimiento lo que determina la participación política, entendida como responsabilidad ciudadana, sino la voluntad y el azar. La convocatoria lanzada por El Comercio fue abierta y la inscripción gratuita, lo que garantizó la participación aleatoria de los vecinos en igualdad de condiciones.
El encuentro con el alcalde de Surco fue alturado y respetuoso. Los vecinos analizaron la problemática del distrito, examinaron y ordenaron sus principales inquietudes y sintetizaron las ideas en diez preguntas, buscando las respuestas del alcalde. Este, a su vez, se preparó y ofreció soluciones para cada uno de los planteamientos.
Que más de 240 vecinos dejaran sus quehaceres naturales de fines de semana para dedicarlos a pensar y buscar mejoras en la administración local de su distrito demuestra que la democracia en su primera base se mantiene vigente. Los vecinos quieren participar en la solución de sus problemas. Tienen propuestas que ofrecer, a condición de que las autoridades las quieran escuchar.
Los cabildos eran los espacios naturales para estos encuentros, pero dejaron de usarse a medida que la población aumentó. Hoy tenemos el cuerpo de regidores, representantes de la comunidad en los gobiernos locales, pero han perdido la conexión directa con la ciudadanía. Las juntas vecinales, en la medida que existan, ayudan a mejorar esta conexión entre la autoridad local y los barrios.
Escenarios de participación como las audiencias vecinales nos recuerdan lo necesario e importante que es mantener viva esta conexión entre alcalde y ciudadanía. Sea para escuchar lo que cada uno considera importante para mejorar su calidad de vida o para atender propuestas de mejora en la administración y servicios municipales. Después de todo, la democracia se retroalimenta con la participación de sus ciudadanos.
Fuente: El Comercio – Luis Alberto Chávez – periodista