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Del cuarto de guerra al teleprompter del silencio.

“El gran problema de la señora Boluarte es que cree que las cosas se solucionan con solo firmar decretos”.

Hacia finales del mes pasado, el gobierno decretó el estado de emergencia en Lima Metropolitana y la provincia constitucional del Callao, con el objetivo de fortalecer la seguridad en la capital y en el primer puerto del país e instaló en el marco del citado estado de emergencia el pomposamente llamado cuarto de guerra contra la delincuencia.

A partir de ello, la presidenta de la República, Dina Boluarte, ha precisado que recibe reportes diarios y coordina las acciones en materia de seguridad ciudadana a nivel nacional, anunciando además que el citado cuarto de guerra permanecerá activo las 24 horas de los siete días de la semana y permitirá dar cuenta de las capturas y operativos que se hacen a diario contra la criminalidad.

El gran problema de la señora Boluarte es que cree que las cosas se solucionan con solo firmar decretos o recurrir a nombres grandilocuentes que repite como muletilla. Lo peor es que pareciera que nos quiere convencer de su compromiso y dominio del tema sobre la base de discursos que lee y son transmitidos por los canales oficiales del gobierno, además de la difusión de un resumen de estos a través de medios de comunicación privados.

Dicha lectura cancina, salpicada con aspavientos, subidas de voz y gesticulaciones no convence; quizás porque no viene acompañada de un interrogatorio riguroso por parte de la prensa, pues hace ya varios meses la señora presidenta ha decidido asumir la postura de que no está en el deber de someterse a ello.

No se da cuenta de que la ciudadanía percibe claramente cuando le quieren vender un enlatado y nota, con una sensibilidad innata, cuando todo es impostado.

La cereza del pastel ha sido el interminable silencio de la presidenta, supuestamente imbuida en el tema, que no fue capaz de articular palabra alguna cuando se malogró el teleprompter. Es decir, si no lee lo que le colocan allí, no puede decir ni pío.

Me recuerda a ese compañero de colegio muy audaz en copiar en los exámenes escritos, pero que hacía agua cuando lo sometían a un interrogatorio oral. Ahí quedaba reflejado su desconocimiento e ignorancia. Afloraba la tiniebla.

Mi consejo para la señora presidenta es que cambie de actitud. Si de verdad quiere que creamos que lidera el tema y que está imbuida en la problemática de la seguridad ciudadana, a la que le ha puesto real atención, que convoque a una conferencia de prensa abierta, en la que diversos periodistas la puedan interrogar sin cortapisas. Si tiene miedo de quedar desnudada, entonces que deje que sean sus ministros los que den los reportes del caso.

El método que utiliza no funciona; como tampoco iba a funcionar la franja informativa que su ministro de Justicia planteó como imposición a los medios, de la que tuvo que dar marcha atrás.

A esta altura del partido, ya debe haberse dado cuenta de que la ciudadanía reclama información y acción, no mensajes leídos que no se permiten contrastar.

Finalmente, debería evaluar en este último tramo refrescar su Gabinete y su entorno. Los peruanos queremos ministros respetables y eficaces, y un entorno presidencial objetivo, no aduladores profesionales. Se necesita un ‘shock’ de confianza y eso no lo genera la presidenta ni los que hoy la acompañan, salvo alguna excepción. No hay peor ciego que quien no quiere ver.

Fuente: El Comercio – Natale Amprimo Plá es abogado constitucionalista

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