“Para que el anillo sea una oportunidad para la metrópoli se debe planificar su construcción de manera integral”.
El pasado 4 de abril se adjudicó la obra del anillo vial periférico de Lima y el Callao (AVP), un proyecto que fue presentado como iniciativa privada hace diez años y que debiera estar operativo para el 2034 (Pro Inversión). Esta vía, que forma parte del Sistema Vial Metropolitano (Ordenanza N° 341-MML, 2001), tiene como finalidad liberar del tránsito pesado el histórico eje este-oeste de Lima y el Callao, transformando significativamente las dinámicas viales y los usos del suelo asociados.
De los tres tramos que componen el proyecto, el más complejo es el segundo, pues se desarrolla sobre zonas que han sido ocupadas informalmente. Como en estas zonas no se previeron o respetaron las reservas de suelo para las vías indicadas en los planes, ahora se debe expropiar un número significativo de predios, afectando a miles de familias. Además, en este sector se deberán excavar dos importantes túneles a través de los cerros para conectar Lima este con Lima norte. Dada la mencionada complejidad, el contrato publicado por ProInversión menciona en el numeral 6.35 que, si no se resuelve la expropiación de los predios críticos, se podrá rescindir la concesión de este tramo. Esto es muy grave, pues sin su ejecución los otros dos tramos quedarán desconectados, por lo que el Anillo Vial Periférico dejaría de tener sentido.
Por otro lado, los tramos 1 y 3 se desarrollan sobre vías existentes con amplias bermas arborizadas que representan pulmones verdes para los distritos. Al respecto, el ingeniero forestal Guillermo Gonzáles mencionó en una entrevista a Propuesta Vecinal que la pérdida de dichas áreas y la tala de árboles, sumadas al mayor flujo vehicular, afectarán la salud de los vecinos y reducirán su expectativa de vida por el incremento de la contaminación ambiental. Como vemos, la construcción del Anillo Vial Periférico enfrenta situaciones que superan el ámbito del proyecto, que ponen en evidencia problemas estructurales de la metrópoli y que deben llevarnos a reflexionar y actuar sobre su realidad urbanística.
En primer lugar, es importante mencionar que las grandes ciudades del mundo tienen importantes vías perimetrales que conducen los viajes que no requieren ingresar a las zonas centrales, conectando los centros logísticos, de producción y de transporte. Esto permite liberar las vías urbanas e implementar sistemas de transporte público más seguros y eficientes.
En segundo lugar, es fundamental que este tipo de obras se den en el marco de un plan integral que prevea la transformación de los usos del suelo de las zonas que quedarán obsoletas por el desvío del tránsito de carga, y la activación de nuevas zonas industriales y logísticas que capitalicen los nuevos recorridos y la mayor eficiencia de los traslados. Esto ya se ha previsto en la propuesta de zonas para la elaboración de Planes Específicos del Plan de Desarrollo Metropolitano de Lima al 2040, en donde se identifican grandes superficies de suelo industrial, logístico y militar que debieran transformarse para albergar nuevas viviendas, parques, comercios, colegios y hospitales. Asimismo, el plan refuerza la importancia de promover el Parque Industrial de Ancón (PIA), ubicado estratégicamente entre los puertos del Callao y Chancay, y fácilmente accesible desde el Anillo Vial Periférico a través de las avenidas Néstor Gambetta y Panamericana Norte. La superficie útil del Parque Industrial de Ancón (716 hectáreas urbanizables según ProInversión) equivale a gran parte del suelo industrial de los distritos de Ate, San Luis y el Cercado de Lima, cuyas vías quedarán liberadas del transporte de carga con la construcción del anillo.
Por lo expuesto, para que el Anillo Vial Periférico sea una oportunidad para la metrópoli se debe planificar su construcción de manera integral, promoviendo otros importantes proyectos asociados a la regeneración de suelo para fines residenciales y mixtos, y creando nuevas y modernas zonas industriales. Asimismo, se debe resolver el traslado anticipado de las familias afectadas a viviendas bien ubicadas, y la compensación de las afectaciones ambientales producto de la pérdida de áreas verdes. Estas acciones no son imposibles ni debieran estar desconectadas. La migración ordenada de la industria y almacenes a mejores ubicaciones permitirá liberar importante suelo ubicado en zonas céntricas, donde se podrán construir las viviendas necesarias para las familias afectadas, a la vez que se generan nuevas hectáreas verdes arboladas. Tenemos los recursos, la visión y un plan vigente. Es el deber de la Municipalidad de Lima actuar sobre ello.
Fuente: El Comercio – Aldo Facho Dede es Arquitecto y urbanista.