El presidente José Pedro Castillo Terrones, ha demostrado en sus primeros 100 días de gobierno, que es un hábil negociador político, como buen sindicalista. No hay otra explicación para que dos gabinetes en este plazo, haya recibido la confianza de un parlamento hostil gobernado por los perdedores de las últimas elecciones generales que no aceptan su derrota política.
Desde el día que el JNE proclamó ganador de las elecciones generales a José Pedro Castillo, candidato de Perú Libre, cual declaratoria de guerra, no han cesado un solo día los cuestionamientos, emplazamientos, acusaciones y denuncias, no solo contra el presidente electo, sino contra todo el equipo de gobierno, de su entorno más cercano. Es tanto el ataque político que recibe José Pedro Castillo, que un importante sector de la bancada de Perú Libre, partido político por el que ganó las elecciones, cual cristal de vidrio, se ha hecho añicos. Su voto fue contra el otorgamiento de la cuestión de confianza, es decir contra el propio gobierno.
Sin embargo, José Pedro Castillo Terrones, ha logrado arrancar la confianza a un parlamento hostil, políticamente hablando, hasta en dos ocasiones. Soportando incluso renuncias de ministros y cambios de estos, frente a los cuestionamientos de ese mismo parlamento, que en dos oportunidades le ha dado la confianza, en apenas 100 días.
Creo, que el guion del balance de los primeros 100 días que dará el presidente José Pedro Castillo, estará orientado a destacar la resistencia de su gobierno a este fuego graneado de la oposición que desde el Congreso y las portadas de un sector de medios de comunicación, sumándose importantes opiniones de políticos y comentaristas, ha querido derrotarlo post elecciones. A todos ellos, José Pedro Castillo Terrones y su gobierno, ha sabido, hasta ahora, resistir democráticamente.
Nuestro país, no puede, no debe seguir en la confrontación política, hace mucho daño a los de abajo, la inmensa mayoría de peruanos, que vienen sufriendo los efectos de la pandemia de la Covid. Somos tan mezquinos que ni siquiera sabemos reconocer, que si algo ha hecho bien el gobierno de Castillo Terrones, es controlar la pandemia.
El principal reto del gobierno de Castillo Terrones, es volver eficiente el Estado. Según el IEP, el Estado no puede ejecutar más de 30 mil millones de soles en inversión pública, es decir en ejecución de obras públicas. Esto es lo que adolece el Estado, gobierno tras gobierno, una incapacidad de gestión en los tres niveles de gobierno. Esta es una alerta, no de ahora, creo de siempre, mucha incapacidad en los funcionarios del Estado.
Sumado a esto tenemos el otro mal endémico, la terrible corrupción, que según la Contraloría ha hecho que solo en el año 2020, se haya perdido 25 mil millones de soles y más de 15 mil funcionarios públicos, no recibieran sanción alguna, porque el Tribunal Constituyente, suspendió la capacidad sancionadora de la Contraloría, que felizmente el Congreso se la ha restituido, pero que aún no se ve o no se conoce algún funcionario sancionado.
El tema de la reforma tributaria, es otra provocadora iniciativa del gobierno de Castillo Terrones, que pone en el debate, la necesidad de generar nuevos impuestos mirando el patrimonio inmobiliario. La propuesta es clara, construir un nuevo catastro municipal metropolitano urbano. Si algo ha crecido en los últimos años, es la edificación informal, que continúan declarando como lotes sin construir, terrenos donde hay vivienda o edificios de tres a más pisos.
En cuanto a la Constitución fujimorista que protege a los negocios de Odebrecht y peajes, es necesario reformarla en esos extremos.
Escribe: Oscar Larenas N. – Señal Alternativa Agencia de Noticias