Así como la destrucción de su autoestima, advierte Itala Ureta directora de la ONG Mujer Asertiva
Sólo en enero de este año el MIMPV atendió más de mil 900 denuncias por violencia contra la mujer, cerca de 400 denuncias diarias. Las mujeres que sufren o sufrieron algún tipo de violencia, padecen con mayor frecuencia cuadros de ataques de pánico, ansiedad y depresión; esto es como consecuencia del estrés postraumático, que es una enfermedad de salud mental desencadenada por una situación aterradora, en la que se puso en peligro su vida o integridad física, así lo advirtió Itala Ureta, coach y directora de la ONG Mujer Asertiva, que trabaja en la prevención de la violencia contra la mujer.
“La mayoría de mujeres que viven o han presenciado una situación donde se pone en riesgo su vida o fueron parte de actos de violencia física, psicológica o sexual, padecen del Trastorno de Estrés Postraumático, que si no es tratado de manera profesional, puede incapacitarlas para el normal desarrollo de sus actividades y lo que es peor, destruye su autoestima porque empiezan a tener una visión catastrófica del mundo y de ellas mismas, ya que no se sienten capaces de hacerle frente a los desafíos básicos que se les presentan en la vida”, alertó Ia Coach, Itala Ureta.
Este trastorno en general, lo padecen las personas que fueron a la guerra, agregó; sin embargo, también lo sufren mujeres de muchos países de Latinoamérica, así como el nuestro, que vivimos en una cultura de constante violencia y abusos como consecuencia de que el varón, que tiene una manera de pensar equivocada, actúa con superioridad y control frente a la mujer. Por su parte, la mujer es muy permisiva y/o sumisa y le cuesta poner límites por falta de una adecuada autoestima o amor propio.
“Las consecuencias de la destrucción de la Autoestima a causa de experimentar episodios de violencia, son las alteraciones del pensamiento y del estado de ánimo, es decir, que puede desencadenar, depresión, tristeza, ansiedad, miedo y mucha angustia. Las mujeres tienden a revivir de manera constante los riesgos que corría su vida esto se puede ser a través de sueños en los que se vuelve a presenciar en situación de riesgo. Traen constantemente a su cabeza los recuerdos de esa experiencia traumática, a través de una canción, imágenes, películas que la mantiene sumida en el dolor y el sufrimiento”, apuntó.
Las mujeres que han sido violentadas, prosiguió Itala Ureta, se mantienen en estado de alerta o vigilancia, situación que no les permiten que se concentren en las actividades que realizan cada día. “Están demasiado atentas a las situaciones de peligro que vivieron y en constante sobresalto de manera exagerada ante el mínimo estímulo. Incluso, tienen tendencia a evitar hablar del tema con otras personas, tienen miedo a denunciar por no volver a recordar esos episodios de dolor. Además, tienden a aislarse para evitar que nadie le recuerde lo que les ha sucedido o porque piensan que todos quieren hacerles daño”, alertó.
En ese sentido, la directora de Mujer Asertiva, Itala Ureta dijo que si bien hay penas y medidas de sanción para aquellas personas que ejercen la violencia contra la mujer, sin embargo falta políticas públicas que apunten a acciones de prevención dirigido a las mujeres para fortalecer su autoestima, con la finalidad de que, en vez de ser mujeres permisivas y sumisas sean asertivas, se amen y valoren así mismas y que pongan en práctica su capacidad de elegir lo que es mejor para ellas y para sus hijos.
Señales de baja autoestima
*No pone límites frente al abuso, le cuesta decir que NO.
*No decide lo que es bueno para sí misma.
*No toma decisiones por su propia cuenta.
*No elige lo que desea.
*Le cuesta trabajo pedir ayuda porque cree que puede resolverlo todo.
*Tienen incapacidad de disfrute, se vuelve perfeccionista.
*Le cuesta trabajo asumir responsabilidades por falta de madurez.
*Le cuesta trabajo establecer relaciones de pareja.
*Se queda congelada ante diversas situaciones, no sabe cómo actuar o qué decir.
*No busca su crecimiento personal.