La pandemia que vive muestro país muestra millones de peruanos en las calles infectándose, contagiando, exponiendo sus vidas por la sobrevivencia personal y familiar.
Son los informales que antes subsistían en el día a día y que hoy enclaustrados por cuarentena, van cansados de esperar bonos de distintos nombres o víveres, que no llegan, comprobando que son los INVISIBLES PERUANOS que no figuran en ningún padrón.
Son la multitud que cobra importancia en campañas políticas, que posan para la foto del candidato y luego se llevan un polo o taza que muestra el cinismo sonriente de un «político» que los abraza prometiendo que él sí, lo sacará de su pobreza.
Esos son los MISERABLES, que hoy no aparecen, porque no hay ánforas que los pueda ubicar en el poder y recuperar con creces, vía sueldos, dádivas y corrupción, las limosnas repartidas a «su pueblo»
En esa MULTITUD hay también miles que pasean su irresponsabilidad, como también otros delincuentes comunes que peligrosamente van reapareciendo en mayor número. Esos son tema aparte, al igual que otros millones de peruanos que iban ubicándose en el medio de la sociedad y que van desplazados a la pobreza, empujando a otros desposeídos al abismo de la miseria y que figurarán luego, en otra trágica estadística de anemia, tuberculosis o fallecidos.
¡Hay que hacer más!
El Perú es un país saqueado por políticos y gobiernos corruptos. Cercado por ciegos e indiferentes, manejado por charlatanes y falsos mesías, que se reparten el botín electoral y traicionan juramentos públicos de fidelidad, que son aplaudidos por ilusa platea que luego se desilusiona, para volver a caer, en el mismo cívico fracaso.
Ahora, parecían correr nuevas brisas. El tufo putrefacto de los inmorales, amenazaba con ser barrido por los vientos del cambio. Ahí nos llegó la tormenta, la pandemia, el coronavirus que obliga al cambio de objetivo. Hoy la sobre vivencia de los peruanos más afectados por la otra peste, es lo urgente.
El gobierno sorprendido por la pandemia, hace su mejor esfuerzo. Pero no basta, tiene que hacer más, MUCHO MÁS. Tiene que gobernar para quienes están desacatando toda medida preventiva de salud, diferenciar motivos, socorrer al desvalido, sancionar con dureza al irresponsable infractor.
Los operativos deben focalizarse en socorrer al desprotegido, para que no llegue a un colapsado centro de salud, para que no sea un transmisor del virus, para que no esgrima como válido motivo la sobre vivencia familiar. Y también detectar a los infractores para castigarlos con todo el peso de la ley apoyados por el reconocimiento de TODOS LOS PERUANOS, que también puedan seguir apoyando como antes, en la tarea de salvar la vida y la salud de los ahora: SIN ESPERANZA
Escribe: Guillermo Avendaño Cavero – periodista