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Salud mental: cada 60 minutos se atienden a 141 personas con problemas psicológicos en la pandemia

La ansiedad y la depresión son las dos principales enfermedades mentales. El MINSA proyecta que los casos de este año superarán a los reportados el año 2020.

La pandemia no solo ha ocasionado muertes, sino también ha afectado la salud mental de los peruanos. La ansiedad y la depresión son las dos principales patologías por las cuales se han atendido las personas entre enero y agosto de este año, según la Dirección de Salud Mental (DSAME) del Ministerio de Salud (MINSA).

En total, fueron 813,246 casos, lo que equivale a que 141 personas se atendieron por cada hora como promedio. Los cinco primeros lugares los ocuparon las atenciones por ansiedad (261,197), depresión (132,928), síndrome del maltrato (101,668), psicosis (50,898) y trastornos emocionales y del comportamiento (50,528).

Les siguieron las atenciones por trastornos del desarrollo psicológico (50,118), adicciones (36,599), retraso mental (23,455), trastornos de la personalidad (22,078) y otros.

Con las cifras reportadas hasta agosto, el MINSA proyecta que los casos superarán ampliamente a las de año pasado (980.504). De hecho, si se compara las atenciones mensuales, esto ya fue superado: 3,389 en este año versus los 2,724 del 2020.

Las causas

Carlos Bromley, médico psiquiatra del MINSA, explicó que las causas usuales para el desarrollo de las enfermedades mentales, en orden cronológico, son tres. En primer lugar, estas tienen que ver con una predisposición biológica, por lo que las personas con familiares cercanos que tienen depresión, por ejemplo, van a nacer con una predisposición a tener esta enfermedad.

Luego, agregó, en el segundo lugar se encuentran los factores de crianza, que están relacionados a cómo crecieron las personas en los ambientes familiares, del colegio y de sus barrios.

“Esto es importante, porque dentro de toda la población adulta que sufre de problemas de salud mental he encontrado que alrededor del 50% la inició siendo menor de edad por el tema tanto de los factores biológicos y los factores de crianza”, explicó.

“Lo que pasa en la infancia y adolescencia repercute en nosotros como adultos. Es por eso que se tiene ese porcentaje. En todos los adultos que tienen algún tipo de problema de salud mental, el 50% lo inició en la infancia o en la adolescencia”, agregó.

La tercera causa está relacionada a los problemas de la vida cotidiana como adultos y es justamente donde se hace notar el impacto del Covid-19.

“Antes estaba relacionado con alguna pérdida, con algún fracaso sentimental, con algún problema económico que uno solía tener en la etapa pre pandémica, pero en la etapa de pandemia esto se ha incrementado notablemente”, indicó.

“Por ejemplo, en relación a pérdidas, tenemos muchos jóvenes que han visto interrumpido su proceso sentimental porque recordemos que en la primera época de la pandemia estábamos en cuarentena, cada uno estaba en su casa, ha habido pérdidas y la afectación de su salud es importante”, añadió.

El especialista señaló que no es lo mismo perder a un familiar en condiciones habituales a haberlo perdido durante la pandemia.

“Cuando uno pierde a un ser querido por enfermedad en un hospital o en la propia casa, uno tiene tiempo para estar con él, lo acompaña, lo atiende y se va preparando para la pérdida. Luego que fallece, uno lo vela en su casa o en algún sitio, hay un ritual para eso. Luego, lo lleva a enterrar en el cementerio con los familiares y amigos y luego lo va a visitar periódicamente”, refirió.

“Esto no ha sido así durante la pandemia. Hay gente que ha visto ingresar a su familiar al hospital y de ahí ha sido informado sobre su evolución hasta que un día le dijeron que su familiar ha fallecido y le entregaban las cenizas en su casa. Esto ha resultado terrible para esta población. Tienen un duelo frustrado”, sostuvo.

Hay otras situaciones todavía más dolorosas, por ejemplo, aquellas en las que las personas murieron en los brazos de sus familiares a falta de auxilio médico y luego fueron enterradas en fosas clandestinas. Sucedió en Iquitos, donde centenares de víctimas del coronavirus acabaron enterradas en secreto en un descampado mientras que las autoridades les decían a sus parientes que estaban en el cementerio pero por cuestiones de seguridad no podían ir a verlos. Luego, sin embargo, la verdad saldría a la luz.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) también se ha pronunciado sobre la pandemia y las enfermedades mentales. En el marco del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebró el último domingo, informó que “la pandemia ha agravado la situación de salud mental en la región de las Américas, aumentando los nuevos casos de afecciones de salud mental y empeorando las preexistentes”.

“También -prosigue- ha producido interrupciones significativas en los servicios para trastornos mentales, neurológicos y por uso de sustancias. Las poblaciones que históricamente se han enfrentado a una mayor carga de afecciones de salud mental y un acceso reducido al tratamiento se ven afectadas de manera desproporcionada por los impactos de Covid-19 en la salud mental”.

El impacto en el personal de salud

Este grupo ocupacional también ha sido duramente golpeado en su salud mental durante la pandemia. De acuerdo a un estudio internacional, del que el Perú forma parte, el 58,4% de los encuestados manifestó tener alta presencia de malestar emocional (fastidio, frustración, irritabilidad, poca tolerancia, dolor de espalda, trastornos digestivos y de sueños, entre otros), el 52% síntomas depresivos (tristeza, abatimiento, falta de energía y vitalidad para realizar las cosas que habitualmente hace), el 9,6% deseos de morir (los deseos son cuestiones emocionales) y el 2,1% haber pensado en quitarse la vida (ello implica una elaboración racional que se inicia con un comportamiento de despedida como el regalar sus cosas, hacer testamentos, cartas de despedida, etc. y finalmente planificar su muerte, elegir día, hora, lugar y forma de hacerlo), relató Bromley.

Indicó que el personal de salud sufre de todo esto porque está en permanente contacto con la enfermedad del Covid-19, tiene un exceso de trabajo, labora con personas en peligro de morir y, a veces, pese a todos sus esfuerzos ha muerto y lo peor de todo es que a visto morir a sus propios compañeros de trabajo.

Según datos del Colegio Médico del Perú, 543 médicos han muerto en el Perú por el coronavirus. Hasta el mes pasado, el país ocupaba el tercer lugar de médicos muertos en toda América Latina.

A tomar atención

Los síntomas de que unas personas tienen problemas de salud mental varían según la edad. En los muy pequeños, indica el experto, esto se manifiesta porque tienden a hacer más pataletas, crisis de llanto, incluso algunos se han vuelto a orinar en la cama. En el caso de niños de 6 a 11 años, presentan dolor de cabeza, estómago, bajan su rendimiento escolar. Luego, en los adolescentes, se manifiesta en ira, hostilidad e inestabilidad emocional. “El adolescente con problemas de salud mental se aísla inclusive de su propios familiares, se mete en su dormitorio, no quiere salir, tiene trastornos de sueño, apetito. Esa es la diferencia entre el comportamiento de un adolescente y el comportamiento de un adolescentes que tiene problemas de salud mental”, precisó.

¿Cuáles son los síntomas en el caso de los adultos? Estos son ansiedad, depresión, intranquilidad, desesperación psicomotora (van de un lugar a otro sin ninguna finalidad), preocupaciones excesivas por problemas de la vida cotidiana, trastornos de sueño y apetito.

“Nunca olvidar que los adultos tenemos una forma normal de comportamiento, ya todo el mundo nos conoce como somos. Ya si un adulto empieza a detectar que un compañero, que un amigo empieza a modificar su comportamiento, algo debiera estar ocurriendo”, explicó el especialista del MINSA.

¿A dónde ir?

El MINSA cuenta con 206 centros de salud mental comunitario en el país para la atención ambulatoria de personas con estas enfermedades (aquí puedes ver dónde se encuentran). Ahora, si la persona necesita ser internada, hay 30 hospitales con unidades para ser internadas y, para las personas en condición de abandono o calle, se cuenta con 48 hogares protegidos que son administrados por técnicos de enfermería que les dan sus medicinas. En este último caso, Bromley explicó que estos pacientes antes tenían por único destino los hospitales Larco Herrera y el Hermilio Valdizán, en donde comían, visitaban y tenían los mismos horarios, “ahora no, viven como nosotros, con completa libertad de disponer de su tiempo y hacer las actividades que quieran hacer. Esa es la reforma de la salud mental que estamos implementando, nuevos servicios de salud en la comunidad”.

Fuente: El Comercio – Roger Aguilar Mendieta Redactor de la sección Nacional / [email protected]

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