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Qué tal papelón

“Pero estas preguntas parecen demasiado complejas para el escaso capital intelectual del Ejecutivo, que sobrevive a duras penas, con una lista de papelones que supera con creces sus aciertos”.

Los rumores sobre el cambio en la presidencia de EsSalud se confirmaron el sábado 22 de febrero, cuando el diario “El Peruano” publicó la designación de Constantino Vila Córdova, exgerente regional de salud y vinculado a Alianza para el Progreso.

El nombramiento duró lo que un suspiro. Tras una publicación del portal Epicentro, que reveló que Vila Córdova tenía una requisitoria por fraude procesal en Ica, el Ministerio de Trabajo reaccionó de inmediato con un comunicado anulando su designación.

En medio de tantas desgracias con foco en Trujillo, este papelón ha quedado casi en segundo plano. Pero una vez más deja en evidencia el desorden que caracteriza a la administración de Dina Boluarte.

Vale la pena repasar el contexto de este autogol. La ahora expresidenta de EsSalud, María Elena Aguilar del Águila, había sido cuestionada por su vínculo profesional con el cirujano estético de cabecera de la mandataria. La sospecha de que su designación pudo haber sido influenciada por el doctor Cabani quedó en el aire. El escándalo no era menor: entre el ‘Rolexgate’ y los retoques de Boluarte, la polémica crecía.

Quizás por ello, desde el Ministerio de Trabajo se nombró al fugaz Vila Córdova, a pedido de alguna influencia cercana. Pero quien propuso su nombre no hizo la más mínima verificación de su currículum extraoficial.

Nunca ha estado mejor acuñada la expresión de mi socio Carlos Meléndez para describir a quienes nos gobiernan: lumpen burguesía. Tan lumpen que hasta requisitoriados osan ocupar cargos de alta responsabilidad, como la presidencia de una entidad que atiende a 13 millones de asegurados, donde la meritocracia brilla por su ausencia.

¿Cómo es posible que el Ejecutivo no realice una mínima diligencia antes de hacer un nombramiento? Hasta una empresa mediana tiene más filtros. ¿Qué clase de personas rodean al ministro de Trabajo y a la presidenta? Pero la pregunta de fondo es: ¿hasta cuándo EsSalud seguirá siendo un botín político y el sistema de salud permanecerá fragmentado? ¿Cuándo se eliminarán las islas de corrupción y clientelismo para avanzar hacia un sistema realmente universal?

Pero estas preguntas parecen demasiado complejas para el escaso capital intelectual del Ejecutivo, que sobrevive a duras penas, con una lista de papelones que supera con creces sus aciertos. Una lamentable realidad que a ningún peruano le conviene.

Fuente: El Comercio – Mabel Huertas es socia de la consultora 50+Uno

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