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Paolo y su compadre Jefferson

Exhibición de lujos y comodidades no reflejan la realidad del país. Hay mucho narcisismo de por medio.

Hace poco veía en las redes sociales, como un jugador de nombre Sadio Mané, nacido en Senegal, uno de los países más pobres del mundo, juega en el afamado equipo de Arabia Saudita Al Nassr después de pasar por el equipo inglés de Liverpool y Bayern Munich, con un promedio de sueldo anual de 40 millones de euros.

Mané, con su dinero, ha construido un hospital, una escuela, le dona 70 euros a cada habitante de Bambali lugar donde nació y, además, regala computadoras portátiles a aquellos alumnos que tengan buen promedio. No gasta su dinero en lujos y trata de dar lo que la vida le fue esquiva cuando niño. Ese ejemplo es imitado por otros jugadores a quienes el fútbol les ha cambiado la vida. Ósea, Mané es un ejemplo, que todos quieren imitar.

Aquí en Perú, nuestra estrella más rutilante del momento deportivo, es Paolo Guerrero, que ha sido protagonista de un angustioso arribo a las filas del equipo trujillano de la UCV, cuyo propietario es César Acuña Gobernador Regional de Trujillo.

Su llegada ha ocupado la atención de la prensa especializada y ha hecho olvidar los graves problemas de inseguridad y conflictos sociales que vive Trujillo, donde César Acuña, el dueño de la UCV, es gobernador.

Desde su llegada a pocas horas de su debut con el equipo que dirige Roberto Mosquera, solo se ha visto excentricidades y lujos a un Paolo, que no condicen con la realidad de nuestro país que administran las autoridades en sus tres niveles de gobierno.

La llegada a Trujillo de su compadre Jefferson Farfán, invitado para la inauguración de su casa de 8 miles dólares mensuales alquilada por los Acuña con piscina y zonas parrilladas, ha debido ser reservada.

Porque reservada; nuestro país afectado por los golpes de la naturaleza, soporta lluvias e inundaciones que ha hecho que cientos sino son miles de peruanos del interior del país, pierdan lo poco que tienen, sobre todo nuestros sufridos agricultores cuyos campos de cultivo, han sido inundados.

Tenemos miles de hogares peruanos que se sostienen con programas sociales como las ollas comunes, comedores populares y vasos de leche. Encima estamos afrontando una emergencia sanitaria como el dengue, que ataca a los más pobres quienes sufren la falta de servicios básicos, como el agua y alcantarillado. No sigo, pero me pregunto, en medio de este drama de nuestro país podemos soportar que un jugador de fútbol haga la exhibición de tanto lujo sin mostrar, para nada la solidaridad que debería exhibir para ser imitado, como lo es, por ejemplo, el senegalés Sadio Mané.

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