Tras dos años de una emergencia sanitaria que nos ha hecho perder familiares y amistades, nos queda la fe y esperanza que toda esta pesadilla pasará y llegará la hora en que nuestras autoridades políticas, rindan cuentas a la Nación.
La navidad y su mensaje de solidaridad y unión de la familia, es alentada por el desprendimiento de muchos familias limeñas que han acudido a las laderas de los cerros que rodean Lima, para ubicar Ollas Comunes, y poder asistir a familias vulnerables que se han visualizado con la pandemia sanitaria de la Covid y ese desprendimiento hacía los pobres de nuestra ciudad capital, realmente ha sido conmovedor y no debe ocultarse. Lima es una ciudad donde más del 40% de su población vive en pobreza y extrema pobreza. Sin servicios básicos de agua, alcantarillado, luz, vías de acceso. Responsabilidad esta del Estado y las autoridades políticas.
Tenemos la suerte que un 60% de la población limeña puede llevar algo a la mesa de nochebuena, abrazarse entre familia y orar dando gracias al divino hacedor de poder seguir con vida en medio de esta pandemia sanitaria. En el Perú, nuestro Perú, más de 202 mil personas han fallecido víctimas del Covid, igual número de hogares que no tendrán el abrazo del familiar ausente. Y eso duele.
En medio de todo esto, los sobrevivientes de esta pandemia que no acaba y sigue amenazándonos, debemos extremar medidas biosanitarias y sobre todo vacunarnos, para proteger nuestras vidas, las de nuestras familias y amigos.
La nochebuena y su mágico mensaje de amor y renovación de nuestra fe, nos acompañará, no son horas de festejos, son horas de profunda reflexión cristiana, pedir al supremo hacedor que calme su ira sobre este mundo cada día más rebelde contra los principios de los 10 mandamientos. Honrar padre y madre, es un mandamiento que nuestra juventud debe practicar para empezar a cambiar la sociedad, no mentir es otro mandamiento que debe ser práctica de todo buen cristiano, estoy seguro que con solo cumplir estos dos mandamientos, podríamos empezar a cambiar la historia de nuestro país.
¡Feliz Navidad! estimado lector, que el desprendimiento nos gobierne para acudir en ayuda de miles de niños que viven en pobreza y extrema pobreza, siquiera un solo día, hagamos sentir a los niños de las laderas de los cerros, que la Navidad es de ellos.