Los medios argentinos se pusieron el miércoles manos a la obra para tratar de listar los bienes de Diego Armando Maradona, la herencia que deja tras fallecer por un paro cardiaco. Es tarea difícil, porque la vida disoluta del Pelusa se financió con el dinero que fue ganando a lo largo de su vida. Una carrera futbolística que empezó cuando tenía 15 años y que terminó este 25 de noviembre, con los 60 recién cumplidos. Algunos medios como Celebrity Net Worth -especializado en fortunas de famosos- han cifrado su fortuna en 100 millones de dólares (84 millones de euros), pero solo sus herederos podrán saber lo que deja realmente Maradona a su muerte.
Viviendas alquiladas
Falleció en la casa en la que había vivido los últimos años, en el barrio de Tigre, una vivienda alquilada. También era alquilada otra de las propiedades en las que había vivido hace poco, la de la urbanización Campo de Roca, en Brandsen. Sí que había comprado una mansión en el barrio de Bella Vista, pero se la cedió a su última novia, Rocío Oliva, quien la disfruta en estos momentos.
La pelea con sus hijos
Fue precisamente su turbulenta -cuál no lo fue- relación con Oliva la que llevó al 10 a pelearse con todos sus hijos. Sobre todo con las mayores, Gianinna y Dalma, hijas del matrimonio de Maradona con Claudia Villafañe. “Lo están matando por dentro sin que él se pueda dar cuenta. Recen por él”, dijo Gianinna en noviembre de 2019, unas palabras que no sentaron nada bien a su padre, quien salió en defensa de su novia y aseguró que iba a desheredar a sus hijos. No sabemos si finalmente donó todo lo que tenía, como había amenazado, aunque según la ley argentina, sus hijos tienen derecho a la parte legítima de la herencia. Veamos, pues, qué bienes ha dejado el Pelusa tras su muerte.
El sétimo piso
Desde que se supo que había muerto, una esquina bonaerense se convirtió en lugar de peregrinación: “Yo vivo en Segurola y Habana 4310, séptimo piso”, dijo un famoso día de 1995 cuando un futbolista amenazó con ir a su casa a pelear. Ese apartamento seguía siendo suyo, según han relatado los medios argentinos en las últimas horas. En ese condominio, además, había adquirido un apartamento extra. En su Buenos Aires natal tiene otra propiedad, más moderna que las anteriores, situada en Puerto Madero.
Sus vehículos
Los medios argentinos siempre han seguido los pasos del Pelusa al detalle. Así, cuentan que en Buenos Aires tenía cuatro vehículos, entre los que se cuentan un Ferrari Testarossa y un camión Scania. A esta flota habría que sumar un Rolls-Royce Ghost que compró en sus años de entrenador en Dubái por 300.000 euros. Estuvo solo dos temporadas en Emiratos, y la última ni siquiera la terminó, pero los malos resultados no evitaron que cobrara 10 millones de euros por menos de 24 meses de trabajo. Un dinero que le sirvió para adquirir un BMW I8 valorado en 145.000 euros.
El anillo de 300 mil euros
Otro de los destinos exóticos de Maradona fue Bielorrusia, donde lo nombraron presidente honorario del Dinamo Brest. Allí, por ejemplo, le regalaron una exclusiva camioneta anfibia, inspirada en un jeep de guerra, una Overcomer Hunta, alemano-bielorrusa, conocida como el anfibio rey de los 4×4. Montado en esta especie de tanque militar de fibra de vidrio, con capacidad para navegar, se presentó el primer y único día en el que estuvo en el estadio del Dinamo Brest.
Fueron dos marcas italianas las que marcaron su vida en cuestiones de estilo, pero por dos razones bien diferentes
Aupado y aplaudido siempre, aunque perdiera la cabeza, su ausencia no fue motivo de enfado para este club, que veía su nombre escrito en todo el mundo gracias a su relación con el Pelusa. Acaso por eso le regalaron también un anillo de diamantes de 300 mil euros. Una sortija que lucía a diario y que destacaba junto a un reloj que le asomaba siempre en la muñeca regado también de diamantes.
La justicia italiana
Son pequeños detalles que pueden servir para hacerse una idea de la fortuna que todavía tenía a su muerte. No hay que olvidar que en 2005, la Justicia italiana lo condenó a pagar 37 millones de euros por evasión de impuestos (23 eran de intereses), una cantidad que fue aumentando con el tiempo y que Maradona siempre dijo que no pensaba pagar. La guerra judicial duró años: «Llevan 25 años pidiéndome injustamente más de 40 millones de euros, con 35 millones de sanciones, por una presunta violación tributaria que ha sido considerada inexistente por todos los jueces”, declaró en 2016. En 2017, un juez dejó en suspenso el pago de la deuda.
150 mil euros al mes
Así que si finalmente pagó, nunca se hizo público, pero el monto reclamado por el fisco italiano evidencia las cantidades en las que se movía el astro argentino. Cuando lo nombraron entrenador de Los Dorados de Sinaloa, un equipo de segunda de México, le pagaban 150 mil euros al mes.
Un amigo que no sabía de números
Su primer representante, Jorge Cyterszpiler, un amigo de la infancia cuya imagen siempre estuvo ligada a la del 10, se suicidó en 2017. Juntos habían creado una empresa en 1980 para manejar los ingresos del jugador, pero Maradona enseguida se dio cuenta de que su amigo no sabía de números. “A Cyterszpiler le había ido tan mal con los números que estábamos en cero, quebrados, con deudas», escribió Maradona en una biografía. La relación se rompió en 1984 y quien había sido su sombra desapareció de su vida.
Los líos con Coppola
Decidió cambiarlo por Guillermo Coppola, un experto en finanzas a quien terminó acusando de haberle robado todo: “Todas las cosas que yo tenía se las di a él. Me di cuenta de que [Coppola] me mintió durante muchos años. Se quedó con mucha plata mía y no lo voy a permitir. Le di un poder a alguien que creía mi amigo y no me respondió como me había prometido”.
Los gestores económicos de El Diego
Tras la ruptura con Coppola, en 1995, su gestor pasó a ser un personaje televisivo que hablaba del Pelusa y de lo que se terciara. Y hasta terminó en prisión relacionado con el narcotráfico. Siempre excesivo, Maradona tuvo tantas mujeres como gestores de su fortuna. Juan Marcos Franchi fue otro de los administradores de sus ingresos, un empresario futbolístico que atestiguó que lo había perdido todo. También el abogado Matías Morla había intentado ayudar. Lo mismo hizo Oldemar Barreiro Laborde, un empresario uruguayo que se sorprendía al ver la descapitalización de Maradona.
Porque el dinero entraba y salía; volvía a entrar y volvía a salir. En esos intervalos, el jugador recibía regalos y engrosaba sus cuentas con nuevos contratos. Fue imagen de Konami, de una marca de ropa, de escuelas de fútbol en China… Y posee, o eso al menos asegura los medios argentinos, hoteles en Cuba y negocios en Italia. Lo que podemos certificar desde aquí es que en España, donde jugó en el Barça de 1982 a 1984, no tenía ni propiedades ni empresas.
Fuente: El Confidencial