En un país donde los escándalos de corrupción se suceden más rápido que las estaciones del año, la Contraloría General de la República ha decidido —con total aplomo— suspender por un año más la publicación de sus informes de control. Así es. Desde 2024, y ahora gracias a la flamante *Resolución Nº 210-2025-CG, la ciudadanía sigue sin saber en qué se están malgastando (o robando) sus impuestos.
Dicen que es por “procesos de adecuación”. Que necesitan más tiempo para implementar sus cambios internos. Traducción: mejor nos callamos hasta que pase la tormenta… o el cambio de gobierno. ¿Coincidencia? ¿O es que la transparencia ahora también entra en campaña electoral?
Publicidad… pero para después
La Ley Nº 27785 y la mismísima Constitución dicen que el control gubernamental debe ser eficiente, legal y, sobre todo, público. Pero parece que en la Contraloría han redescubierto un principio nuevo: la opacidad preventiva. Porque claro, si nadie ve los informes, nadie se indigna. Si nadie los lee, nadie protesta. Y si nadie protesta… todos felices. ¿No?
Eso sí, prometen que en algún momento —no se sabe cuándo, pero pronto— volverán a publicar. Que es solo una pausa técnica. Lo curioso es que esta “pausa” ya lleva más de un año. Y ahora, con esta nueva resolución, tendremos que esperar otros 12 meses más. Y justo cuando el país se encuentra sumido en crisis política, cuando se acercan elecciones y cuando los ciudadanos más necesitan saber quién hizo qué, quién no hizo nada y quién hizo todo mal.
Taparse los ojos para que desaparezca el monstruo
¿No suena un poco conveniente? Mientras miles de millones se ejecutan sin licitaciones limpias, mientras alcaldes y gobernadores enfrentan denuncias por colusión y mientras hospitales se caen a pedazos, la Contraloría guarda silencio administrativo. No por orden judicial, ni por presión política (al menos eso dicen), sino por su propia voluntad.
Lo irónico es que el lema institucional es “La Contraloría te cuida”. Pero parece que ahora cuida más a los malos funcionarios que a los ciudadanos.
¿Quién necesita informes cuando tenemos slogans?
Lo más cínico del asunto es que se siga hablando de lucha contra la corrupción en todos los discursos oficiales, mientras la principal entidad que debería prender las alarmas mantiene el sistema en “modo silencio”. La fiscalización ciudadana no es un favor que nos hacen las autoridades. Es un derecho. Y ocultar los resultados del control es, en buen castellano, cómplice del encubrimiento.
Seamos claros: esto no es una pausa, es una estrategia. Y no será sorpresa si, al término del nuevo plazo, mágicamente ya estamos en una nueva administración. Y claro, lo pasado, pasado. Borra y cuenta nueva.
Si no hay escándalo, no hay problema
Mientras tanto, todo sigue funcionando como si nada. Total, si no hay informes, no hay titulares. Si no hay titulares, no hay escándalo. Y si no hay escándalo, los corruptos pueden seguir durmiendo tranquilos.
La pregunta no es por qué están suspendiendo la publicidad de los informes. La verdadera pregunta es: ¿qué es lo que no quieren que veamos?
Fuente: PdR/ – Gestión Municipal