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El intocable

“Las complejidades del caso Santiváñez ameritan su retiro del Gabinete, pero Boluarte, sospechosamente, está dispuesta a cargar con el peso de esa mochila”.

El atrincheramiento ideológico coloca una venda en los ojos tan opaca que no permite ni un solo cuestionamiento o duda sobre el historial del ministro del Interior, Juan José Santiváñez. O peor aún, a pesar de los incontables indicios que lo hacen poco apto para ocupar el ministerio, las coincidencias con ciertos sectores lo vuelven intocable y funcional.

La presidenta Dina Boluarte abraza la posición del ministro como si abrazara el fuego, argumentando, para tal sacrificio, que lo que se lleva a cabo es una suerte de “limpieza” contra los “caviares”. A estas alturas, después del manoseo del calificativo, un caviar podría ser cualquiera que se atreva a cuestionar la gestión del actual gobierno. Sin duda, hay quienes compran la narrativa.

No se puede negar que hay un escenario bastante turbio en el Ministerio Público y que en la institución también hay batallas internas, como tampoco se puede invisibilizar el tremendo conflicto que existe entre algunos miembros del Congreso y la Fiscalía de la Nación. Menos aún se debe minimizar las investigaciones fiscales de las que es objeto Dina Boluarte. En ambas esferas políticas estamos hablando de presuntos delitos.

La justicia está politizada; es un hecho real en nuestro país, tan real como que la corrupción existe y como que los corruptos se sientan en sillones privilegiados del aparato estatal. Por ello, la retórica de la presidenta para defender a Santiváñez es pueril y reduccionista. El guion sería del titular de Educación, Morgan Quero, quien el domingo ensayó ante la prensa el mismo discurso que la presidenta despachó ayer.

Las complejidades del caso Santiváñez ameritan su retiro del Gabinete, pero Boluarte, sospechosamente, está dispuesta a cargar con el peso de esa mochila. ¿Cómo se explica que ponga las manos al fuego por un ministro que desconoce deliberadamente el concepto de transparencia, a pesar de los indicios que aparecen semana a semana? El cuento de los “caviares” es efectivo si se trata de alinear a los aliados, pero no deja de ser una fachada para distraernos.

Al cierre de esta columna, falta tan solo una firma para presentar una moción de censura contra el ministro del Interior. Conseguirla no define el destino de Santiváñez, pero sí permite fijar posiciones en el Congreso de cara a una masa de electores cuyas urgencias reales no son una lucha ideológica, sino la seguridad ciudadana, un ámbito en el que el ministro tampoco ha demostrado eficiencia.

Fuente: El Comercio – Mabel Huertas es socia de la consultora 50+Uno

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