Según reporte policial, 8 de las muertes sucedieron por armas de fuego
Por lo menos 10 personas murieron el viernes en la ciudad de Cali, en medio de las manifestaciones antigubernamentales que empezaron hace un mes en Colombia y que han sido duramente reprimidas por la fuerza pública.
«Diez personas» fallecidas «es el reporte que tenemos hoy en la mañana», en hechos relacionados «con la protesta y la dinámica civil» en esta capital del Valle del Cauca, dijo en Caracol Radio el secretario de seguridad de Cali, Carlos Rojas.
Según un reporte policial, ocho de las muertes se dieron por armas de fuego.
La violencia comenzó temprano, cuando una turba linchó a un funcionario de la Fiscalía que había matado a dos manifestantes por impedirle el paso en una avenida bloqueada. Luego, se vieron civiles disparando con fusiles junto a policías, en videos difundidos en redes sociales.
«En el sur de la ciudad tuvimos un verdadero escenario de confrontación y de casi una guerra urbana donde muchas personas no solamente perdieron la vida, sino que también tuvimos una importante cantidad de lesionados», lamentó Rojas.
En un mes, el funcionario de la alcaldía contabilizó 550 heridos.
Cali (suroeste), con unos 2.2 millones de habitantes, es el epicentro de violentas protestas y bloqueos de vías que exasperan a una parte de la población y han sido reprimidos con brutalidad por la policía.
Los cierres de vías dividen al gobierno y al frente más visible de la protesta, que conversan desde hace dos semanas sin lograr ningún acuerdo.
Abusos de fuerza pública
A los abusos de la fuerza pública, condenados por la comunidad internacional, se suman constantes ataques de civiles a manifestantes e incluso a la misión médica, grabados en numerosos videos.
El estallido comenzó cuando el gobierno quiso cargar con más impuestos a la clase media, castigada por la pandemia, para llenar el hueco fiscal que deja la emergencia económica.
Duque desistió de la propuesta, pero la represión policial encendió más los ánimos. Hoy las calles están llenas de jóvenes sin empleo ni educación que piden un Estado más solidario ante los estragos del Covid-19.
Fuente: Andina