Además de intervenir a favor de la designación de Daniel Salaverry en PerúPetro, Biberto Castillo también colocó al director del millonario programa Agua Segura.
Además del presidente de la República, en Palacio de Gobierno hubo, hasta el lunes, otro Castillo que también tomaba decisiones para el país. Desde nombrar altos funcionarios públicos hasta decidir los movimientos estratégicos del Gobierno. Biberto, es su nombre. Biberto Benerando Castillo León, abogado, oscuro exfuncionario del MEF, exasesor parlamentario, emprendedor en aventuras políticas con cuestionados personajes y candidato a cargos de elección popular sin éxito.
Aun así, Biberto o Beto —como pide que lo llamen— logró ser una suerte de coordinador o líder del gabinete de asesores en la sombra, denunciado por los ahora exministros Mirtha Vásquez y Avelino Guillén, y por el renunciante secretario general del Despacho Presidencial Carlos Jaico.
En medio de la última crisis del gobierno del profesor Pedro Castillo, el nombre del agazapado Biberto ha salido a la luz como ‘el otro Castillo’, el que mandaba en Palacio sin mayor control y, sobre todo, sin exposición pública.
Beto era el poder en la sombra. Una voz que lograba convencer al mandatario para que este tome decisiones que han terminado por definir a su gobierno como errático, incompetente, desprolijo y hasta traicionero.
La canción de Biberto
El nombre de Biberto Castillo León empezó a sonar con intensidad cuando el exministro de Energía y Minas, Eduardo Gonzales, reveló en el Congreso que fue él quien lo presionó insistentemente para que designe a Daniel Salaverry como director de PerúPetro.
José Maslucán y su presencia en Agua Segura para Lima y Callao
Pero ese no fue el único caso. Beto también habría actuado de forma similar frente a la designación del excongresista José Alfonso Maslucán Culqui como director ejecutivo del millonario Programa “Agua Segura para Lima y Callao”.
El 14 de enero, Maslucán fue nombrado oficialmente en el cargo y, según fuentes palaciegas consultadas por CARETAS, la idea de que ocupe este puesto estratégico fue del propio Biberto, quien habría convencido directamente al presidente de la República.
La relación Maslucán-Beto se remonta al año 2011 cuando Biberto fue su asesor en el Congreso. En ese momento, Maslucán pertenecía al grupo parlamentario de Unión por el Perú, partido con el que estuvo ligado Biberto Castillo al gobierno de Ollanta Humala. Primero como asesor principal del excongresista Álvaro Gutiérrez, quien luego delataría a la pareja presidencial, y luego como coordinador parlamentario del MEF, cargo en el que no habría dejado buena impresión.
Exministro Gonzales confirma que Biberto estuvo tras designaciones
Al igual que en el caso de Daniel Salaverry, tal y como lo confirmó con detalles el exministro Gonzáles durante su interpelación ante el Congreso, Biberto fue muy insistente y no paró hasta conseguir que ambas designaciones sean publicadas en el diario El Peruano.
El FAG – Fondo de apoyo gerencial del MEF –
El asesor en la sombra hizo su primera aparición en Palacio de Gobierno el 23 de setiembre del año pasado, según consta en el registro de visitas. Se reunió con Auner Vásquez Cabrera, entonces jefe del gabinete técnico del Despacho Presidencial y tras cuatro horas logró que el Gobierno le haga un contrato con cargo al Fondo de Apoyo Gerencial (FAG) de 15 mil soles mensuales, pasando a formar parte del gabinete de expertos del presidente.
El 01 de octubre del 2021 fue su primer día de labores. Rápidamente empezó a ganar terreno con el presidente Pedro Castillo, quien en esos días afrontaba su primera crisis ministerial. Guido Bellido renunciaba al premierato produciéndose la primera renovación del Gabinete. Allí, estuvo Biberto, aconsejando al presidente.
El presidente Castillo y los exministros de economía
Para diciembre, el otro Castillo ya sabía que el mandatario le escuchaba más que a nadie. Entonces organizó el encuentro entre el mandatario y cuatro ex ministros de Economía, sin la presencia de Pedro Francke. La reunión se dio el 16 de diciembre y en silencio. Se incubaba pues una guerra entre los asesores —a punto de estallar.
Para ganar la batalla de preeminencia sobre el jefe del Estado, Biberto buscó periodistas para filtrar ciertos datos convenientes a su causa: mensajes de WhatsApp de Bruno Pacheco al jefe de la SUNAT o detalles de la reunión subrepticia que sostuvo el secretario Carlos Jaico con funcionarios de Repsol en la Embajada de España. Una trama que se daba mientras Pedro Castillo solo quería pasar el trago amargo que la entrevista de CNN le había dejado. Hoy sabemos que Jaico pagó el vuelto con una carta que da cuenta de las malas artes de Biberto.
Pero ¿qué buscaba Biberto Castillo?, ¿quería convertirse en el nuevo Vladimiro Montesinos, aprovechando la orfandad del presidente? Cierto es que ha sido exitoso en colocar gente de su confianza en puestos claves, personas a las que quizá pedirá más adelante que le devuelvan el favor, y también que al igual que el doctor Vladi, no le gusta exhibirse en los eventos públicos junto al presidente, de hecho los medios de comunicación no tienen ninguna imagen actual de su rostro.
Acusado de ser lobista, de negociar obras publicas cuando era coordinador parlamentario del MEF y de estar implicado en el robo de unas computadoras durante su estadía en el Congreso, ahora a Biberto le sumará en su trayectoria una investigación por tráfico de influencias por la designación de Daniel Salaverry. La congresista Heidi Juárez Calle de Alianza para el Progreso ha remitido una carta a la Procuraduría Anticorrupción para que informe con urgencia sobre este tema.
CARETAS se comunicó con Biberto Castillo para conocer su versión de estos hechos. En conversación telefónica solicitó responder las preguntas por escrito. Se le mandó el cuestionario vía WhatsApp, sin embargo, no remitió sus respuestas.
¿Habrán llegado a su final las melodías de Biberto? ¿O deberá cantarlas en el Congreso y el Ministerio Público?
Fuente: Caretas – Unidad de Investigación