La reciente convocatoria publicada el domingo 3 de noviembre en el diario El Comercio, realizada por la OIM por encargo de la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML), para la licitación de la supervisión y elaboración del expediente técnico definitivo del proyecto “Ampliación del servicio de movilidad urbana en la prolongación Vía Expresa Paseo de la República” en los distritos de Barranco, Santiago de Surco y San Juan de Miraflores, ha generado un nuevo debate sobre la manera en que se están manejando los proyectos de infraestructura en la ciudad.
La situación evidencia un conflicto latente entre la necesidad de avanzar en infraestructura y la preservación de áreas verdes y espacios recreativos, que la comunidad valora profundamente. Este conflicto se agrava con la reciente ruptura de una tubería en Surco durante las acciones de recuperación de terrenos, lo que ha incrementado la percepción de desorganización y falta de planificación.
Puntos Críticos Identificados:
1.- Entrega de terreno y limpieza previa: La Municipalidad de Lima, según la Ley Orgánica de Municipalidades (LOM), tiene la facultad de despejar terrenos para obras públicas. Sin embargo, el proceso de “saneamiento” de estos espacios debe hacerse con una comunicación adecuada y una sensibilización hacia la comunidad, que había recuperado y convertido estos lugares en puntos de encuentro y recreación. La recuperación de espacios públicos de madrugada, sin previo aviso ni diálogo, genera rechazo y afecta la confianza de la comunidad.
2.- Falta de un expediente técnico definitivo: La convocatoria recién publicada sugiere que aún no existe un expediente técnico final para la obra. Esto abre la posibilidad de explorar alternativas que preserven las áreas verdes. Lima enfrenta un déficit significativo de espacios verdes en comparación con los estándares mundiales, por lo que es crucial que cada área disponible sea protegida o compensada.
3.- Percepción de improvisación y falta de comunicación efectiva: Actuar sin un plan de comunicación claro ha generado una percepción de improvisación en la gestión. La reciente rotura de una tubería en Surco durante las acciones de despeje refuerza esta imagen. Pareciera que las acciones se llevan a cabo sin una coordinación integral y sin considerar los impactos que estos hechos generan en la opinión pública. Aquí es donde se destaca la ausencia de un buen comunicador en la Municipalidad de Lima, alguien capaz de establecer un diálogo anticipado con la comunidad y de comunicar adecuadamente los beneficios y razones de cada acción.
A puertas de la convocatoria a las elecciones generales, esta situación también deja entrever una aparente desesperación por parte del alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, para mostrar resultados concretos que vayan más allá de sus promesas de convertir a Lima en una “potencia mundial”. Esta prisa, además de generar tensiones con los vecinos, da espacio a sus opositores y a quienes aspiran a sucederlo a alzar la voz y criticar lo que perciben como una mala gestión y falta de planificación en temas clave para la ciudad.
Reflexión Final:
Este caso es un claro ejemplo de cómo la falta de planificación comunicativa y de sensibilidad hacia la comunidad puede transformar un proyecto de infraestructura en un conflicto innecesario. La Municipalidad de Lima necesita replantear su enfoque, priorizando la transparencia y el diálogo para evitar que se sigan presentando estas situaciones. La gestión de Rafael López Aliaga tiene aún la oportunidad de mostrar resultados positivos si se enfoca en una estrategia de comunicación sólida, sin dar la impresión de actuar solo en reacción a las críticas o la presión electoral.
PdR-SA