Los asesinatos de periodistas locales son un síntoma tan inequívoco como condenable del avance del crimen organizado en el país.
El avance de la inseguridad y del crimen organizado es, hoy en día, la primera preocupación de la ciudadanía. Entrando al 2026, con elecciones nacionales y subnacionales encima, el gran riesgo que se percibe es que los delincuentes ganen fuerza y presencia en cada vez más espacios de la sociedad. No es exagerado decir que se está jugando el futuro de la nación.
En países que han pasado por problemas similares, ¿qué señales inequívocas existen de que grupos criminales han avanzado ya demasiado y que la impunidad es moneda corriente? Una de las más evidentes es el ataque a periodistas independientes. Y Latinoamérica concentra el 24 % de todos los periodistas asesinados en el mundo.
El Perú es parte del problema, y la tendencia se agrava. Esta semana, se confirmó la muerte de Mitzar Castillejos, periodista de Ucayali, quien venía informando sobre presuntas irregularidades en la municipalidad provincial de Padre Abad.
Con esto, van ya cuatro periodistas asesinados en el 2025. Al homicidio de Castillejos se suman los de Gastón Medina en Ica, de Raúl Celis en Iquitos y de Juan Fernando Núñez en La Libertad. De acuerdo con gremios de prensa, los cuatro investigaban al poder local o regional. La práctica de callar periodistas con sicarios se hace demasiado común, y la impunidad de los asesinatos envalentona a los criminales, al tiempo que silencia a los periodistas de investigación que temen por su seguridad.
No existe democracia viable sin periodismo libre, y evidentemente el periodismo no puede funcionar bajo amenazas y menos bajo fuego. El Estado tiene la labor de proteger la vida de todos sus ciudadanos y a la vez poner un foco especial en resguardar la integridad de la labor periodística. El buen periodismo de investigación disciplina al poder y lo hace rendir cuentas; por eso se busca silenciarlo y por eso es tan valioso.
Con el avance del crimen organizado, los enormes ingresos por actividades como la minería ilegal, y un año cargado de elecciones, no sería raro que las amenazas y ataques puedan escalar si no se reacciona rápido. En el 2025, el Perú tiene más periodistas asesinados en proporción a su población que México.
Cuando hacer periodismo serio se vuelve un riesgo para la vida, todos perdemos.
Fuente: Editorial El Comercio
