“La esperanza es lo último que se pierde, aunque para un reducido grupo de políticos sea la vergüenza”.
Algunos consejos que los especialistas indican para aliviar el estrés y la ansiedad por la noche son: controlar la respiración, realizar ejercicio físico, dejar de lado los celulares, no ver informativos y pensar en cinco cosas buenas que pasaron en el día. De esta manera –dicen– se bajan las revoluciones a esos diálogos infinitos de incertidumbre y pesimismo sobre el futuro, la estabilidad, la economía, la salud, la educación, el progreso de los hijos y un larguísimo etc.
El Perú bien podría ser ese paciente sometido a estrés –con altos niveles de cortisol– y sin duda se le recomendaría renovar sus hábitos y pensar en algunas cosas positivas sucedidas este año. La idea del ejercicio es no darle mucha vuelta, sino soltar lo primero que viene a la mente, así que comparto en esta última columna del año algunas ideas alentadoras:
La eliminación del matrimonio infantil: pocas cosas que felicitar en la producción legislativa, pero la erradicación de una práctica que perpetúa la violencia contra la mujer y las niñas representa una posición firme del Estado a pesar de unos cuantos congresistas.
La política pública de la lucha contra el cáncer de cuello uterino: luego de la inclusión de los niños al esquema de vacunación contra el VPH en el 2022, el Minsa inició una agresiva campaña de tamizaje y ahora –según ha prometido el ministro del sector– se extenderá la vacunación hasta los 18 años.
La desaceleración del alza de precios: los pronósticos del Banco Central de Reserva indican que al cierre de este año podríamos llegar al rango meta de la inflación anual entre el 1 % y el 3 %.
Los campeones de los Juegos Panamericanos Santiago 2023: 32 medallas –10 de ellas de oro, seis de plata y otras 16 de bronce– fue el resultado del esfuerzo, la disciplina y, en muchos casos, la pelea contra la adversidad y la falta total de apoyo del Estado. Nombres como Kimberly García, Lucca Mesinas, Luz Mery Rojas, Mafer Reyes y Christian Pacheco, entre otros, merecen podios en nuestro pobre elenco de héroes contemporáneos.
La gastronomía: ya casi es un clásico que nuestros chefs y restaurantes sean referentes mundiales. Este año el restaurante Central fue elegido el mejor del mundo, según “The World’s 50 Best”, pero una mirada más profunda permite –más allá del prestigio– colocar en valor nuestros productos, toda la cadena de producción que hay detrás y que se inicia con los agricultores.
Le invito a hacer este ejercicio y pensar en positivo, ya habrá otros 365 días y muchos más motivos para el análisis, la crítica y pesadumbre. Quizá desde su mirada o área de trabajo logre identificar buenos momentos que valgan la pena subrayar en este 2023 y que nos permitan tomar impulso para enfrentar el año que viene. La esperanza es lo último que se pierde, aunque para un reducido grupo de políticos sea la vergüenza.
Fuente: El Comercio – Mabel Huertas es Socia de 50 Uno, grupo de análisis político