“Pensamos que las limitaciones ahora son mínimas, pero puede transcender a un nuevo escenario para el mundo”.
Durante mi clase de contratos en la universidad, el profesor catalogó el análisis de casos como una labor fundamental de todo alumno de Derecho. “Es el día a día de un abogado”, nos dijo. Sin duda, lo que dice tiene un trasfondo que invita a pensar y a darle ese valor agregado a la posición o al criterio que decidamos ahora como practicantes y como futuros abogados. Hoy, en las laptops de mis compañeros, se ha vuelto común el uso de programas con inteligencia artificial (IA) para el análisis de casos en clase. Las respuestas de esta herramienta con criterios bien estructurados y organizados son casi como si un abogado estuviera acompañando nuestro aprendizaje como estudiantes.
Indudablemente, la IA, para bien o para mal, está cambiando el mundo, y los interesados en la tecnología podemos ver estos cambios día a día. Haciendo una lista de cambios significativos, por ejemplo, vemos que la invención del teléfono fue representativa de la civilización. El propio Pedro II, emperador de Brasil, en una conferencia en Filadelfia con motivo de la independencia de Estados Unidos, estupefacto al notar que salían voces de un aparato, lo soltó y exclamó: “¡Pero esto habla!”. Una reacción que trasciende en la humanidad, considerando las limitaciones del teléfono en sus inicios y el uso que le damos ahora. Imagínense el cambio que tendrá la IA en 20 años. Pensamos que las limitaciones ahora son mínimas, pero puede transcender a un nuevo escenario para el mundo. Cierto o no, absortos en las tecnologías actuales, un beneficiario de estas puede decir que nada reemplaza a la mano humana en las relaciones y criterios de una respuesta. Como diría el famoso escritor Douglas Adams: “la tecnología es una palabra que describe algo que no funciona todavía”. Mi respuesta al caso en la pizarra es una autopsia de mi primera, segunda y tercera hipótesis. Equivocarme y volver a intentarlo es el camino para dar solidez a mis argumentos finales.
La IA, en algunas respuestas, está imposibilitada de responder, ya sea porque no tiene una base de datos actualizada, porque es una versión gratuita limitada o porque simplemente recomienda buscar un profesional en el área de la pregunta en cuestión. La capacidad de aprender del error es un factor que la IA no tiene. ¿Lo tendrá en unos años, meses o semanas? En nuestro sistema, paulatinamente se usará la IA como medio consultor, como lo hizo EE.UU. con la firma Baker & Hostetler en el 2016, en un hecho que marcó una incorporación significativa al acoger la IA en un equipo legal. Agilizar los procesos judiciales y generar debate con algunas cuestiones son facetas que estas herramientas realizan dentro de su amplia base tecnológica.
Fuente: El Comercio – Ray Palomino estudiante de Derecho en la Universidad ESAN