Allí decidió ser el “alcalde de los cerros”
Entre los contrafuertes de la Cordillera de los Andes, encontramos en el populoso distrito de San Juan de Lurigancho al asentamiento humano Casa Blanca, fuente de inspiración para que Rafael López Aliaga, el alcalde electo de Lima, se autobautizara como el “alcalde de los cerros”.
Efectivamente. Se encuentra en uno de los lugares más altos del distrito, donde la preocupación diaria es la falta de agua. La pobreza es extrema y cada vez más brotan, como hongos, las “ollitas comunes”, para paliar el hambre.
Desde el peldaño uno miramos hacia arriba y la impresión es que las empinadas escaleras de Casa Blanca arañan el firmamento, en una zona limítrofe con Comas, Carabayllo y San Antonio de Jicamarca, Huarochirí. “Aquí atrasito del cerro están esos distritos”, señalan los pobladores.
Con un mototaxi trepa cerros, el vehículo por excelencia en la zona, llegamos hasta la olla común “Nueva Esperanza”, que ofrece diariamente 80 menús a 2 soles cada uno y 20 casos sociales (sin pago), porque simplemente son personas que no tienen ni para el menú.
La pobreza en esta zona impactó de tal manera en Rafael López Aliaga, que no dudó en tomar la decisión de ser el “alcalde de los cerros” y dedicar de manera prioritaria la atención a los sectores más vulnerables de Lima Norte, Este y Sur.
Dotar de agua a los pobladores es la decisión. De qué manera se puede hacer. Una alternativa es mediante la instalación de reservorios, provistos de bombas que permitan subir el agua potable a las partes altas. Allí retenerla y luego por gravedad hacerla llegar hasta las viviendas. Otra alternativa consiste en usar bolsas de agua (bladers) y seguramente aparecerán otras más.
Apoyar a las ollas comunes conlleva contar con presupuesto. Para ello se tocan las puertas del sector privado, con miras a lograr fondos que permitan abastecer de alimentos a esos hermanos que viven en la orfandad.
Pero las señoras de las “ollitas comunes” no se quedan de brazos cruzados. Utilizan todos los recursos posibles para conseguir el alimento del día y hasta han instalado mini huertos en los que cultivan acelgas, rabanitos, perejil, romero, culantro, cebolla china, lechuga, orégano, yerbaluisa, entre otros vegetales.
Nuestro reconocimiento a las señoras, Simona Llamoca, Avilia Ramos Alcántara, Margarita Paitán, Lilibeth Jesús Peña, María Paitán y al pequeño Billhi Santiago, conocido por el apelativo de “Huerterito”, quienes se encargan del cuidado y producción del mini huerto “Nueva Esperanza”.
Ellas tienen fe y esperanza en que habrá un nuevo amanecer.
Escribe: Julio Alzola Castillo – periodista