La casa del ministro de Justicia, Aníbal Torres, fue escenario de un áspero enfrentamiento entre Pedro Castillo y Vladimir Cerrón el sábado pasado. El jefe de Estado, acompañado de Francisco Eguiguren, se mostró de acuerdo con sacar al primer ministro Guido Bellido. Según un testigo, Cerrón cuestionó a los asesores del mandatario. La intervención de Verónika Mendoza habría hecho retroceder al presidente.
Fue un choque de trenes.
Pedro Castillo y Vladimir Cerrón tuvieron un áspero enfrentamiento verbal el pasado sábado por la noche. El escenario del encuentro entre el presidente de la República y el líder de Perú Libre fue la casa del ministro de Justicia, Aníbal Torres, ubicada en la calle Roma, en San Isidro. La reunión presencial fue convocada por Castillo tras varios días sin comunicación con Cerrón, de acuerdo a fuentes confiables. Y se realizó en medio de un cortocircuito entre ambos por las críticas del exgobernador regional de Junín a la designación de Óscar Maúrtua como canciller.
La cita en la calle Roma fue a las 9:30 de la noche. Cerrón llegó acompañado del primer ministro Guido Bellido y Roger Najar, su mano derecha. Castillo, además del anfitrión Aníbal Torres, estaba con Auner Vásquez, jefe del gabinete técnico de la Presidencia, y con el constitucionalista Francisco Eguiguren.
Según uno de los testigos de la reunión, Eguiguren fue el primero en pedir la palabra y habló de la conveniencia de la renuncia de Guido Bellido para que el Gabinete obtenga el voto de confianza en el Congreso. El pedido cayó mal en el núcleo duro del partido del lápiz. Primero, porque era Eguiguren y no el presidente el que ponía las cartas sobre la mesa. Y segundo, porque el exministro de Justicia del gobierno humalista es visto como un infiltrado de los “caviares” por el ala dura de Perú Libre. Eguiguren, quien no quiso dar declaraciones para esta nota, entró al círculo de confianza de Castillo por Aníbal Torres.
Con este episodio cobra sentido el tuit de Cerrón, dos días después de la reunión, en el que señala que un exministro de Justicia “ha empezado un sabotaje al premier anhelando ese puesto y dispuesto a conciliar lo que sea”.
Tras el comentario de Eguiguren, Bellido dijo que sólo renunciará al premierato si Perú Libre se lo pide. Cerrón, de acuerdo a las fuentes, comentó que “por ningún motivo” el actual premier debía renunciar, al considerar que eso sería un signo de debilidad frente a la derecha. “La victoria no se puede compartir con los derrotados”, habría dicho también Najar en su intervención.
Auner Vásquez, asesor presidencial, tomó la palabra y comentó la necesidad de hacer cambios en el Gabinete para lograr el voto de confianza, aunque no especificó las carteras. La intervención del asesor incomodó a Cerrón, de acuerdo a un testigo con el que conversó este medio. Vásquez es visto con recelo por la gente del lápiz por su camaleónico pasado: en el 2016 fue personero legal de Alianza Para el Progreso y, en el 2018, postuló sin éxito para alcalde del distrito de Tacabamba con la camiseta de Acción Popular. Al igual que el presidente, es de ese distrito cajamarquino.
Los dirigentes de Perú Libre aprovecharon la oportunidad para cuestionar a otros asesores del presidente Castillo. Le hicieron saber al jefe de Estado que el secretario general de Palacio, Bruno Pacheco, no les inspira confianza por su pasado aprista en la universidad Villareal. También pusieron en la mira a Óscar Cabrera, nombrado asesor en Palacio, por ser excandidato de Fuerza Popular al gobierno regional de San Martín, en el 2018.
Cerrón reprochó a Castillo, además, por no colocar como asesor en Palacio a Richard Rojas, dirigente y jefe de campaña de Perú Libre en las pasadas elecciones.
El testigo del encuentro dice a Sudaca que Castillo reaccionó y mencionó que quería renunciar a Perú Libre, agrupación a la que se afilió en septiembre del 2020, obligado por la ley electoral que no acepta invitados. Fuentes allegadas al presidente confirmaron que está incómodo por la presión ejercida por Cerrón a través de los medios, que lo hacen ver como su subordinado.
El exgobernador de Junín, de acuerdo a las fuentes, le recomendó aquel sábado que pidiese licencia en el partido. Le advirtió también que, de renunciar a la militancia, le haría juego a la derecha y sería visto como un traidor por las bases partidarias. A eso apuntó otro tuit del neurocirujano, publicado un día después de la reunión, en el que advierte que “el gobierno y el partido están sitiados por los poderes fácticos y en estas circunstancias cualquier disidencia es una traición”.
Castillo, secundado por Eguiguren, insistió en la conveniencia de realizar ajustes en el gabinete. Roger Najar pidió la palabra y subrayó que Perú Libre no tiene mayoría en el Consejo de Ministros, sino apenas cuatro carteras (PCM, Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, Ambiente y Energía y Minas).
Cerrón apuntaló esa idea y comentó que los ministros cuestionados son los que ha elegido el presidente de la República: Interior, Trabajo, Defensa, y Transportes y Comunicaciones. Dijo que los cambios en el Gabinete deben hacerse gradualmente, después de la presentación del primer ministro en el Congreso. En plena escalada de tensión, Guido Bellido recordó que les pidió la renuncia a Héctor Béjar y al titular de Defensa, Walter Ayala, y que sólo el primero presentó su carta.
“Ayala no quiso renunciar al tener el respaldo del presidente. Perú Libre ha pedido su cabeza por permitir que la Marina cuestione a Béjar en un comunicado sin pedir autorización para hacerlo”, dice una fuente palaciega.
En la cita en la calle Roma, el primer ministro adelantó lo que será su discurso el próximo jueves 26 y dijo que no tocaría el tema de la Asamblea Constituyente para no caldear más los ánimos. El presidente Castillo habría estado de acuerdo con eso. Cerrón opinó que el tema de la asamblea ya es una “batalla perdida” en el Parlamento y que apuestan todas sus fichas al referéndum con la recolección de firmas.
Eguiguren se retiró a la medianoche. La reunión acabó a la una de la mañana sin llegar a ningún acuerdo concreto. El presidente no cedió en su postura inicial. Por esta razón Cerrón publicó una avalancha de tuits presionando a Castillo y convocó a una marcha para el jueves 26, el día clave para el Gabinete en el Congreso.
Mendoza la mediadora
El rompimiento entre Castillo y Cerrón parecía inminente luego de aquella reunión. Pero la intervención de Verónika Mendoza, aliada del profesor, ha contribuido a calmar las aguas, de acuerdo a una fuente cercana a la excandidata presidencial.
Mendoza, en la reunión que tuvo con el presidente el lunes pasado, abogó por la permanencia de Bellido como primer ministro y se ha sumado a la movilización convocada por Cerrón.
Tras la conversación con la lideresa de Nuevo Perú, el presidente Castillo convocó a Guillermo Bermejo a Palacio para comunicarle la continuidad de Bellido. “Hoy nuestro presidente Pedro Castillo me confirmó que vamos por el voto de confianza del Gabinete. No piensa traicionar a su pueblo. Los cambios se harán cuando él decida, sin ningún tipo de presión”, escribió Bermejo en un tuit.
Mendoza, mientras tanto, se comunicó con el núcleo duro del lápiz para protestar por los ataques de Cerrón contra ella y Gustavo Guerra García, viceministro de Hacienda y militante de Nuevo Perú. A Mendoza no le gustó un comentario de Cerrón a una portada de “Diario Uno” de ayer martes, en la que ponen a la lideresa de Nuevo Perú como una de las que quiere tumbarse a Bellido.
“Para que el Diario Uno considere a Mendoza entre los que se quieren bajar al premier, es porque sabe algo concreto y confirma que la caviarada está defendiendo el neoliberalismo”, escribió Cerrón en su cuenta de la red social Facebook.
En Perú Libre bajaron la tensión y le explicaron a la excandidata que esa declaración fue a “título personal”. El asunto ha quedado en el aire. Por ahora, un clima de tensa calma se respira en el gobierno.
Fuente: SUDACA – Alonso Ramos