“La carencia de acción la que nos pone en constante estado de alerta, haciendo que se siga viviendo con miedo”.
Se entiende y comparte la impotencia que sufren muchos peruanos por el alarmante aumento de las extorsiones en el país, pues este delito abarca cada rubro. Es indignante que sigan matando a diestra y siniestra, y que las condenas impartidas no sean justas. Lo que se necesita es cadena perpetua para este delito que cada año deja más víctimas. Es doloroso ver este escenario en el Perú, en el que somos diariamente atemorizados por delincuentes.
Es por esto que el toque de queda no se da abasto para combatir la delincuencia que se vive día a día. Tan solo en el primer semestre del 2024 las extorsiones y secuestros se han incrementado hasta en un 50 %, según se reflejan en los datos registrados por el INEI. Las cifras son claras y los diversos toques de queda realizados hasta el momento han demostrado la poca efectividad de estos.
Es una solución efímera, pues luego de esos 60 días la delincuencia retornará ante un ineficiente control de nuestras autoridades, como ya se ha vivido este año. No existe un plan integral y seguro para enfrentar de manera efectiva la creciente criminalidad. Dichas autoridades, que deberían salvaguardar a la población por medio del poder que los peruanos les dieron, prefieren decretar leyes que entorpecen la búsqueda de justicia en nuestro país. Es esta misma carencia de acción la que nos pone en constante estado de alerta, haciendo que se siga viviendo con miedo.
Este es el motivo por el que estas marchas son fundamentales: porque permiten que sectores diversos, como el transporte, los gremios de construcción y los pequeños negocios, se unan para expresar públicamente que la situación actual nos tiene hasta el cuello. Es una forma de manifestar la preocupación que se vive y exigir soluciones reales. Esto demuestra que nuestro gobierno no es capaz de poner mano dura cuando esta es necesaria.
Como medios de comunicación, debemos ir de la mano llevando información fidedigna, haciéndoles saber que son escuchados y no dejarlos a la deriva. En definitiva, no podemos seguir evidenciando cómo asesinan a trabajadores por no pagar cupos de S/7.
Fuente: El Comercio – Sarita Bermejo Coronel es estudiante de Comunicación y Periodismo en la Universidad Privada del Norte