Especialista aclara que su ingesta no protege del coronavirus ni lo destruye. Por el contrario, daña los órganos
El consumo excesivo de alcohol incrementa el riesgo de síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), una de las complicaciones más graves de la COVID-19. Además, debilita el sistema inmunitario, reduciendo su capacidad para hacer frente a las enfermedades infecciosas, advirtieron especialistas del Ministerio de Salud (MINSA).
Riesgos para la salud
La médico psiquiatra del Hospital Víctor Larco Herrera del MINSA, Ana María Zamalloa, remarcó que el consumo de bebidas alcohólicas no solo no destruye el virus que causa la COVID-19, sino que aumenta los riesgos para la salud si la persona lo contrae. “El alcohol, en una concentración de al menos 60%, actúa como desinfectante en la piel, pero carece de tal efecto dentro del organismo una vez ingerido”, destacó.
Efectos a corto y largo plazo
Zamalloa aclaró que la ingesta de alcohol tiene efectos, tanto a corto como a largo plazo, en prácticamente todos los órganos del cuerpo. En términos generales, la evidencia indica que no existe ningún ‘límite seguro’ ya que el riesgo de daño para la salud mental y física aumenta con cada vaso de alcohol consumido.
“Circunstancias como las que vivimos por la actual pandemia, puede hacer que la persona se refugie en el alcohol, creyendo que es la solución a sus problemas e iniciando un cuadro de dependencia”, explicó.
Fumadores de tabaco
Es importante señalar que, en muchas ocasiones, el consumo de bebidas alcohólicas favorece la ingesta de tabaco y viceversa. “Las personas tienden a fumar o a fumar más cuando beben alcohol, y el consumo de tabaco se asocia a una progresión más complicada y peligrosa de la COVID-19”, exhortó.
Evitar que niños, adolescentes y jóvenes accedan a bebidas alcohólicas
Por otro lado, la psiquiatra instó a los padres a asegurarse de que los niños, adolescentes y jóvenes no tengan acceso a las bebidas alcohólicas, así como tampoco beber delante de ellos.
“Los adultos son los modelos a imitar y más bien, deben comentar con los niños, adolescentes y jóvenes los problemas asociados con la bebida y la COVID-19, como infracciones de la cuarentena y del distanciamiento físico, que podrían empeorar la pandemia”, apuntó.
Recomendó que la persona con dependencia al alcohol reciba un especialista en la familia.
“La familia debe recibir orientación necesaria para saber cómo manejar a quienes sufren con este problema. Tanto los hospitales especializados como los centros de salud mental comunitarios están capacitados para atender a personas con estos padecimientos, añadió.
Según La Organización Panamericana de la Salud (OPS), el consumo nocivo de alcohol es el principal factor de riesgo para las muertes en varones de 15 a 49 años. Su consumo nocivo se asocia con una serie de consecuencias sanitarias y sociales, incluyendo violencia doméstica, diversas formas de cáncer y enfermedades crónicas del hígado y corazón.