La realidad mostraba que hace tiempo la cuarentena había sido desbordada por la necesidad de muchos y la irresponsabilidad de otros. Hoy con la reapertura de más rubros productivos y comerciales, la multitud de personas en las calles, centros comerciales y afines, se multiplicará inexorablemente.
Frente al sombrío panorama, contrario a toda recomendación médica sobre aislamiento, toma de distancia y protocolos de seguridad, se hace necesario tomar personal y social conciencia del peligro para la vida y la salud que ello representa y examinar qué medidas deben ser reforzadas para no formar parte de las estadísticas de contagios y muertes que, según cifras oficiales, sobrepasan a la fecha los números de 250 mil y 8 mil respectivamente.
La simple lógica hace prever que, sí con las precarias medidas de aislamiento vigentes la pandemia en el Perú era incontrolable, en esta nueva etapa donde ya no se habla de picos o meseta, el riesgo se incrementa en casi el 100 %. Y eso, también es otra proyección estadística.
Acuerdo personal y social
No hay mal que por bien no venga, señala un antiguo refrán inaplicable en lo actual. La COVID-19 llegó al mundo para enfermar, matar, asesinar. Y en el Perú, encontró a una desvalida población, desprovista de toda prevención. Con un caótico sistema de salud que, para mayor desgracia, hace mucho había colapsado. Así en tan macabro escenario nos alcanzó la pandemia. Así comenzó a enfermar y matar a miles de peruanos que hoy pese a los meses transcurridos, optimismo oficial, críticas idas y venidas, no vislumbra un control efectivo del mal
En tal panorama, no vale el sálvese quien pueda», menos aquello que «nos mata la COVID-19 o el hambre», tampoco el optimismo ni críticas de uno u otro lado. La sobrevivencia, la protección el respeto a la vida y la salud, tiene una connotación personal, social, cívica y nos convoca a todos. A los que transitamos, los que brindan servicios. Es el: yo te protego, tú me proteges. Yo respeto las recomendaciones sanitarias, tú también, tú tomas distancia, yo la mantengo. El compromiso es el nosotros, el ustedes. Él se salva uno, nos salvamos muchos.
Al irresponsable, al desadaptado, al que no quiere respetar el derecho a la vida y la salud de nacionales, hay que denunciarlo, expectorarlo, aislarlo con todo el derecho que nos da el LUCHAR POR SOBREVIVIR.
Las autoridades, la población, el sentido común, la responsabilidad, solidaridad, deben actuar en forma justa y en conjunto. Ya se ha evidenciado que las divergencias entre el «nosotros» nos está matando, enfermando y vamos rumbo hacia la inexorable muerte HASTA DE LA ESPERANZA.
Escribe: Guillermo Avendaño Cavero – periodista