Mientras países europeos cierran colegios, instauran cuarentenas y prohíben grandes eventos públicos para intentar controlar la expansión del coronavirus, que ha infectado a 169.300 personas en todo el mundo, el primer ministro británico Boris Johnson rema contracorriente: apenas ha establecido restricciones, los conciertos se siguen celebrando y podría incluso obligar por ley a que los colegios se mantengan abiertos. Su estrategia es la conocida como «inmunidad de grupo», es decir, que el virus corra casi a sus anchas hasta que suficiente gente haya pasado la enfermedad y generar anticuerpos para que, finalmente, el Covid-19 quede como una dolencia residual.
Sin embargo, esa estrategia tiene sus riesgos. Autoridades sanitarias de Reino Unido estiman que la epidemia de coronavirus se prolongará al menos otros 12 meses más, hasta la primavera de 2021, según un documento secreto de la agencia gubernamental Public Health England (PHE) obtenido por el diario británico The Guardian.
En ese tiempo, hasta un 80% de la población del país podría infectarse del Covid-19, y casi 8 millones de británicos podrían requerir ser hospitalizados en casos más graves de la enfermedad, según las estimaciones de dicho documento, que advierte de la debilidad y sobresaturación del sistema de salud británico, duramente golpeado por los recortes de los sucesivos gobiernos y con déficit de personal ante la incertidumbre del Brexit.
«Se espera que hasta el 80% de la población esté infectada con Covid-19 en los próximos 12 meses, y hasta el 15% (7,9 millones de personas) pueden requerir hospitalización», advierte el documento de la agencia gubernamental, dirigido a responsables del Servicio Nacional de Salud (NHS) británico.
Salvar la economía
A diferencia de sus homólogos europeos, que han preferido establecer medidas drásticas para evitar la propagación del virus, incluido el confinamiento en varios países de la UE, Johnson ha elegido que Reino Unido debe apretar los dientes y mantener una rutina lo más normal posible; una forma de salvar la economía, aunque signifique abocar a un contagio generalizado del nuevo coronavirus. En una rueda de prensa el jueves pasado, Johnson recalcó que «muchas familias van a perder a sus seres queridos antes de tiempo».
La medida estrella del Ejecutivo de Johnson sigue siendo lavarse profusamente las manos. Otras medidas, como impedir el contacto social o fomentar el teletrabajo, han sido descartadas. Ante la falta de medidas más drásticas y el aumento de casos nuevos en territorio británico, este fin de semana Estados Unidos amplió su prohibición de viaje de los países de la zona Schengen a Reino Unido e Irlanda.
No se harán tests generalizados
En este contexto, los casos siguen creciendo en el Reino Unido, que reporta 1.391 infectados (más de 300 casos nuevos) y 35 muertes. Sin embargo, y a pesar de las estimaciones del propio Gobierno de que hasta una de cada cuatro personas podría llegar a infectarse de coronavirus, en el documento filtrado por The Guardian se establece que el servicio de salud «no puede hacer frente a la gran cantidad de personas con síntomas que necesitan hacerse una prueba, porque los laboratorios están bajo presiones de demanda significativas».
Es decir, no se están haciendo todos los tests demandados por personas con sospechas de haber contraído Covid-19. Por tanto, el número total de infectados actualmente en Reino Unido podría ser mayor que el reportado por las autoridades.
Los servicios de análisis de muestras de diagnóstico de coronavirus estarían, siempre según este documento gubernamental, sometidos a tal tensión de demanda que incluso el personal del NHS (sanitarios, doctores, enfermeros, celadores y personal de limpieza), a pesar de su papel clave y el riesgo de que transmitan el virus a los pacientes, no serán analizados. Ni, aunque presenten síntomas. La falta de diagnóstico del personal sanitario será, según critican los analistas, un nuevo vector de contagio del coronavirus.
Según añade el documento, a partir de este momento solo se analizarán los enfermos muy graves que ya están en el hospital y las personas en residencias y prisiones donde se detectó el Covid-19.
Fuente: El Confidencial